La villa de zorros de Zao es considerada uno de los lugares más valiosos de todo Japón. Este pueblo japonés ha sido tomado por los zorros kitsune, una especie de tintes mitológicos que está en peligro de extinción. La reserva natural cerca de Shiroishi es conocida como el santuario que protege a estos animales.
Alrededor de unos 200 zorros de seis especies diferentes habitan el bosque de Zao. Los kitsune están acostumbrados a los visitantes recurrentes; unas cuantas miradas de amor y alimento gratis no le caen mal a nadie. Sin embargo, las autoridades recomiendan a los turistas no olvidar que los zorros de la villa de Zao son animales salvajes.
Zao Kitsune Mura, la reserva de zorros, cuenta con guardianes al cuidado de sus instalaciones y habitantes: uno provee el alimento, otro es el veterinario responsable y uno más se encarga de la prevención de infecciones.
La mitología del zorro kitsune en Japón
En las leyendas japonesas este zorro es descrito como un animal astuto e intuitivo. Se le relaciona directamente con la deidad japonesa “Inari”, una deidad andrógina que tiene influencia en la agricultura, la fertilidad, la industria, etcétera.
El zorro kitsune es considerado el mensajero de Inari o Oinari. Su propósito es la protección de los santuarios, aldeas y bosques, por lo que no es coincidencia que se encuentre en Zao Village y los japoneses le otorguen el valor de sagrado.
Japón dedica un festival entero a los zorros: el “Kitsune no Yomatsuri”. Durante este festival tradicional las personas usan máscaras representativas de este animal. También se realiza una procesión de faroles durante la noche, en la que se preparan enormes porciones de arroz en honor a ellos.