En algún momento de nuestra formación hemos sentido inspiración por personajes o temas que nos interesan. Seguramente muchos de nosotros llevamos a cabo acciones concretas respecto a ese tema que llegó a “removernos”. Sin embargo, normalmente esa motivación suele bajar de intensidad y seguimos adelante con nuestras vidas enfocados, o incluso sometidos, en lo ordinario.
Vanis Buckholz, se inspiró con el “Día Mundial de la Tierra” cuando tenía 7 años, mientras el tema era celebrado y discutido en su salón. Sin embargo, a diferencia de muchos casos, este entusiasmo no se diluyó, sino que desde ese momento Buckholz comenzó a recorrer su vecindario recolectando desechos reciclables.
Transcurridos tres años el niño Vanis continúa haciendo lo mismo, pero actualmente a una escala mucho mayor mediante la creación de su empresa “My ReCycler”. Por si fuera poco, gracias a su visión también creó la plataforma filantrópica: “Project Hope Alliance,” dedicada a capacitar y organizar personas desprotegidas que normalmente estarían recolectando basura, para que obtengan un ingreso de 25% de las utilidades de esta práctica organizada por su empresa. Estos beneficios financieros oscilan entre los 100 y 200 dólares quincenales. Vanis detectó que un proyecto en el que los participantes no se sienten identificados con su labor, estará condenado ya sea a la extinción o en todo caso a la explotación.
Vanis Buckholz ha llamado la atención de autoridades de su localidad y medios de comunicación. Para que las personas logremos una diferencia benéfica y significativa en el mundo necesitamos de inspiración, pero más aún de perseverancia. Así lo demuestra la historia de este niño cuya visión sorprende pero su constancia resulta aún más admirable y por supuesto inspiradora.
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