En algún momento los jardines comenzaron a organizarse con patrones definidos. De hecho muchos países lograban cierta fama de supremacía respecto a este arte. Los jardines ingleses y franceses, por ejemplo, competían altivamente desde sus peculiaridades. Sin embargo, el orden intrínseco de este tipo de jardines a muchos les es antinatural. Quizá un poco de desorden, o al menos de sorpresa, es necesario para que recordemos a la naturaleza misma, desde sus patrones que llevan un caos con orden; o un orden con caos, algo como la vida misma.