Siempre que se piensa en el asteroide que causó el cráter de Chicxulub, se asocia con la extinción de los dinosaurios. No obstante, nueva evidencia sugiere que esta colisión no sólo causó destrucción, sino que representó el inicio de la formación de la selva amazónica. Según una nueva investigación, el fin de los dinosaurios habría formado parte de un reinicio masivo para los ecosistemas.
La mayoría de las investigaciones sobre el asteroide que tenía 12 kilómetros de ancho, se direccionan hacia la extinción de dinosaurios y la evolución de los animales a partir de ahí. Pero muy pocos se ocupan de su incidencia en el reino vegetal. Para subsanar esta escasez de información, los investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá analizaron decenas de miles de fósiles de plantas en los trópicos de las tierras bajas, antes y después de la catástrofe.
Un asteroide, dinosaurios y el nacimiento de la selva amazónica
Debido a las condiciones tropicales de la selva, es poco probable que los árboles se conserven en condiciones óptimas para el estudio de fósiles. Por ello, el equipo de investigadores sudamericanos, recurrió al polen y las hojas fosilizadas para recabar información útil. Mapearon 52 sitios en Colombia en busca de rocas formadas durante el Cretácico Superior, la era antes de la colisión. Así como también, otras que se formaron durante el periodo Palaógeno, 10 millones de años posteriores a Chicxulub.
A partir de estas rocas, los investigadores pudieron analizar cerca de 50 mil granos de polen fósil y 6 mil hojas fosilizadas. Utilizaron el análisis de esta inmensa cantidad de datos, para reconstruir la estructura del pasado de la región. Concluyeron que, por un lado, el impacto del asteroide causó la extinción de los dinosaurios y una repentina aniquilación de la vida después del evento, no obstante, también marcó el nacimiento de la selva amazónica.
Hasta antes de Chicxulub, los bosques de América del Sur eran ricos en coníferas y sotobosque de helechos. Muy probablemente los dinosaurios alimentaron esta morfología al derribar árboles y mantener a nivel la vegetación. Pero, una vez que el asteroide se estrelló contra la Tierra, este ecosistema se alteró irrevocablemente.
Reinicio masivo del ecosistema
Probablemente tras el impacto, los bosques del cretácico ardieron durante años y un total del 45% de las especies de plantas perecieron. Pero la resiliencia de la naturaleza siempre la hace renacer como un ave fénix de entre las cenizas. Se necesitaron seis millones de años para que los bosques regresaran a llenarse de biodiversidad, no obstante, esta vez las especies eran completamente diferentes.
Las legumbres fueron las primeras en aparecer, gracias a que formaron una relación simbiótica con las bacterias que les permitieron fijar el nitrógeno del aire. Esto trajo grandes beneficios a la tierra que antes era pobre en nutrientes y que, en conjunto con el fósforo de las cenizas del asteroide, dio paso al surgimiento de plantas con flores que destituyeron a las coníferas.
Esto a su vez provocó una competición entre plantas por la luz, dando paso a las densas copas de árboles. Así surgió la selva amazónica que conocemos hoy en día, con sus abundantes capas de mantos en la parte superior y un sotobosque oscuro en la parte inferior.
El desequilibrio lo cambia todo
Los investigadores están convencidos de que esta revelación podría ayudar a entender mejor qué pasaría si a consecuencia de la actividad antropogénica, nuestros bosques se vieran alterados para siempre. Las estimaciones actuales sugieren que el 45% de especies vegetales se encuentran amenazadas en la cuenca del Amazonas por la actividad humana. Si bien está claro que la naturaleza renace no importando las condiciones, también es cierto que el desequilibrio cambia el curso de todo y harán falta millones de años para ver surgir nuevas formas de vida.
Referencias:
Jacobs, B. Currano, E. (2021). The impactful origin of neotropical rainforests. Science Vol. 372. DOI