La Madre Tierra tiene sus propias formas de mantenerse equilibrada, algunas conocidas y otras aún misteriosos. Sin embargo, en ella reconocemos algo muy particular: resiliencia. Ante catastróficos escenarios, el planeta ha demostrado una asombrosa restauración y la regeneración de millones de hectáreas de bosques es una prueba de ello. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), 59 millones de hectáreas se recuperaron en los últimos 20 años.
Una retirada de vital importancia
Pero la gran hazaña no se produjo de manera aislada, para que la resiliencia natural surja de la Tierra, primero se debe frenar la incidencia humana sobre los paisajes ambientales. Y eso es justamente lo que ocurrió en este caso donde el área total de bosques recuperados supera la extensión de Francia. Según un informe publicado por Trillon Trees, la biomasa equivalente a 59 millones de hectáreas de bosque es capaz de secuestrar casi 6 gigatoneladas de dióxido de carbono, cantidad que supera en gran medida el total de emisiones de carbono generados en un año por los Estados Unidos.
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Uno de los casos de éxito de mayor importancia es el del Bosque Atlántico de Brasil. La regeneración de bosques en esta región alcanzó los 4.2 millones de hectáreas, una extensión total que bien podría compararse con el territorio de los Países Bajos. Ambos casos demuestran que si las actividades antropogénicas le dan espacio a la naturaleza, esta es capaz de regenerarse a una velocidad impresionante.
En todos los casos en donde se dio la regeneración de grandes extensiones de bosque, se aplicaron esfuerzos para la conservación y recuperación. Además de aplicación de prácticas industriales más sustentables y una conciencia verde que reconoce la importancia de los ecosistemas y todos los componentes naturales.
Regeneración de bosques naturales
Pero los resultados no son consecuencia de la generación espontánea, por el contrario, tienen una larga historia detrás. Según la investigación llevada a cabo por WWF las áreas recuperadas de bosque se extienden a lo largo de diversos países del globo terráqueo. Principalmente en Brasil, Mongolia, Canadá y áreas protegidas de África Central. Se sabe de ellas gracias al análisis de imágenes de observación satelital, interpretadas por topógrafos expertos de 29 países distintos.
“Sabemos desde hace mucho tiempo que la regeneración de los bosques naturales es a menudo más barata, más rica en carbono y mejor para la biodiversidad que los bosques plantados activamente. Esta investigación nos dice dónde y por qué está ocurriendo la regeneración, y cómo podemos recrear esas condiciones en otros lugares”, dijo William Baldwin-Cantello, director de soluciones basadas en la naturaleza de WWF.
La respuesta es clara, si la humanidad quiere evitar que la catástrofe climática siga avanzando a pasos agigantados, debemos permitir que los bosques se regeneren por su cuenta. Aunque claro los esfuerzos humanitarios que coadyuben a esta recuperación son de vital importancia para los bosques. Pero la acción más contundente será dejar de invadir los biomas naturales para que puedan recuperarse.
La pérdida de biodiversidad a la que sometemos al planeta, es proporcionalmente mucho más grande que la capacidad de regeneración de la naturaleza. Para que el planeta logre recuperarse del daño que hemos causado, se necesita un equilibrio en el crecimiento de los ecosistemas y la industria. Un desafío que debe volverse imperativo para toda la humanidad.