Estamos en la recta final del 2012, el año que ya rompió demasiados récords relacionados al calentamiento global. En septiembre se reportaron los niveles más bajos de hielo, Medio Oriente fue atacado por una sequía sin precedentes y las emisiones de CO2, que llegaron a un récord en 2011, seguramente lo rebasarán en estos meses.
Dado estos hechos, sería razonable pensar que el tema del clima surgiera en las propuestas y en los debates de ambos candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Se trata, después de todo, de un problema que tiene el potencial de afectar el destino del planeta entero.
El cambio climático ha surgido en los debates presidenciales desde 1988, y sin embargo en todos los debates de 2012, no ha surgido una sola pregunta al respecto, y encima de todo, ningún candidato ha dicho mucho sobre el tema.
Sí se ha discutido el uso de energía y la producción de combustibles fósiles en Estados Unidos. Tanto Mitt Romney como Barack Obama han tratado de posicionarse como el mayor promotor del gas natural o de los combustibles caseros. Pero ninguno de ellos parece reconocer los efectos negativos de producir y consumir más gas y más combustibles.
Por un lado, Obama y su partido Demócrata ha presentado algunas iniciativas en materia de eficiencia de combustibles, inversiones de millones de dólares en tecnologías verdes y nuevas regulaciones que atacarán la contaminación por carbono. Y sin embargo, en los debates Obama no ha sacado el tema a la mesa por cuenta propia. Sólo en un par de ocasiones cuando se le ha sido cuestionado directamente.
Por otro lado, el partido Republicano de Romney parece que se ha posicionado en un punto de total negación hacia el cambio climático. No hay duda que uno de los puntos donde se separan los dos candidatos es en materia del cambio climático.
Evidentemente no se hicieron esperar las protestas de los grupos ambientalistas por el mutismo de ambos candidatos. Tristemente, fuera de quienes están comprometidos con la madre tierra, parece ser que a los estadounidense no les interesa el calentamiento global, y no cuando la economía es prioridad en la mayoría.
[TIME]
