Ante la caída en los precios del crudo, la actual administración de Petróleos Mexicanos (PEMEX) ha decidido reducir sustancialmente sus actividades físicas en la exploración y perforación de pozos, así como en la productividad de cada horadación.
De acuerdo con los datos de la omisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), los pozos perforados sufrió un desplome del 84 por ciento al descender a 206 registrados, en una extensión promedio de 9.6 km2 cada uno, durante el tercer trimestre del año pasado. Es decir que con la caída en la producción del 10 por ciento, la empresa decidió reducir el número de equipos de perforación en exploración y desarrollo de pozos en un 47 por ciento.
Este desplome en las actividades sustantivas de Pemex que son la exploración y desarrollo va de la mano de una caída en la extracción de petróleo crudo de un volumen promedio de 2 millones 548 mil alcanzado en 2012 a 2 millones 288 mil barriles al día a septiembre de 2015.
Sin embargo, la baja del precio del petróleo ha volcado a PEMEX hacia la región marina suroeste del país; principalmente en las zonas de Abkatun, Pol-Chuc, Litoral y la terminal marítima Dos Bocas. ¿Las consecuencias? En abril del 2015, Greenpeace denunció un derrame petrolero en la plataforma de Abkatun, en donde hubo una explosión e incendio ante una mancha de hidrocarburo de por lo menos cuatro kilómetros de extensión y de pocos milímetros de espesor.
El riesgo que representan los vertidos de petróleo continúa impactando en la naturaleza mexicana, así como en la emisión de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático. En otras palabras, la explotación petrolera conlleva a una serie de riesgos que afectaban al medio ambiente, desde el aumento de la taza de mortalidad a causa de emergencias ambientales en zonas petroleras, la muerte masiva de especies como matarrayas y tortugas, la contaminación de playas y manglares, hasta la aplicación de la fractura hidráulica –también conocido como Fracking, el cual reduce la producción de lutitas, rocas del gas–.
Ante el riesgo en el agua, salud y bienestar de las personas, la crisis del petróleo puede fomentar una iniciativa en función de nuevas energías renovables. Las energías limpias y ecosustentables en México permitirán poner un mayor énfasis en las alternativas a la extracción del petróleo; como por ejemplo, la energía solar y eólica.