Lanzando un vistazo esporádico y poco atento, cualquier persona podría confundir a esta oruga amazónica con una aterradora tarántula. A simple vista, este insecto que integra una de las selvas más diversas del mundo denota una letalidad inconsciente.
Con un cuerpo peludo y con un rojo intenso, la oruga amazónica se mueve lentamente por las plantas. De la mano de sus ocho patas y un evolucionado disfraz intimida a cualquiera que tenga la intención de acercarse. Pero esta es tan sólo una máscara, ya que bajo la superficie hay un ser especial.
La oruga babosa mono ha evolucionado hasta convertirse físicamente en un digno depredador. En un acto de autoconservación pura y dotado de una exquisitez creativa fabulosa, esta oruga se convierte en un espécimen que captura la mirada de cualquiera.
Al imitar el aspecto de una tarántula, la oruga crea unos brazos largos y peludos para explorar la cercanía. Sin embargo, debajo de esa capa amenazante, unas ventosas se asoman al igual que unas diminutas patas.
La evolución de la oruga amazónica
Gracias al fotógrafo David Weiller tenemos la oportunidad de admirar el comportamiento de la oruga amazónica, y descubrir que debajo de su armadura existe un insecto tan frágil como la propia vida humana.
Esta oruga, maestra de la evolución, nos ofrece una de las mejores enseñanzas sobre las posibilidades de transformarnos. Si para nuestra supervivencia es necesario adaptarnos a nuestro entorno, entonces hagámoslo de la forma más fascinante y maravillosa que podamos encontrar.
La naturaleza nos ofrece millones de posibilidades para mimetizarnos con el planeta. Para aprender a convivir con él y sentirnos parte de su ecosistema. Sin embargo, al final del día está en nosotros, seres humanos, elegir evolucionar, y tal como lo hace esta oruga amazónica, podemos convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.