Podríamos decir que las acciones dedicadas al cuidado del medio ambiente son una extensión –o un reflejo– de los cuidados que realizamos hacia nosotros mismos. Por tanto, en un esfuerzo de brindarnos un buen trato, también somos capaces de brindar un buen trato al medio ambiente. Aún con detalles mínimos como el reciclaje o la separación de la basura.
Un ejemplo de esta circunstancia de buen trato es el de Hannah Herbst, una adolescente de 15 años quien desarrolló con 12 dólares –alrededor de 200 pesos mexicanos– un instrumento económico de energía renovable para las aguas intercostales.
Herbst llamó a su invención Ocean Energy Probe, el cual ganó el concurso de Discovery Education 3M Young Scientist Challenge. Este proyectó se trató de reunir tan sólo un propulsor impreso en 3D, unas pipas de PVC y un generador hidroeléctrico sobre la hidrovía Boca Ratón para producir la suficiente energía para encender unos focos de LED. De acuerdo con su ganadora, quien recibió un cheque de 25 000 dólares por su creación, si se extrapolara este instrumento, se produciría suficiente energía para recargar tres coches de baterías en una hora.
Te compartimos la presentación de su proyecto: