La naturaleza también está atravesando por una crisis como consecuencia de la pandemia y no la estamos atendiendo. Seguramente has visto algún video que celebra el avistamiento de animales salvajes dentro de una ciudad por el aislamiento humano. Todos amamos estos maravillosos eventos. Sin embargo, dichas señales de la naturaleza advierten del peligro que corren las especies y los recursos naturales a causa de la COVID-19.
¿Corre peligro la naturaleza con el aislamiento humano?
Debido al aislamiento, millones de personas están expuestas a la pérdida de empleo o falta de ingresos. Este grave efecto de la pandemia asegura una mayor explotación de los recursos naturales para aquellos que tienen fácil acceso a ellos. La depredación del medioambiente también es una muestra de la gran desigualdad social que hay en el mundo.
Rara vez las áreas rurales obtienen atención del gobierno y ahora, más que nunca, las autoridades han olvidado proteger a la naturaleza y a las personas más vulnerables. Las barreras de seguridad que protegen los hábitats se detuvieron tras la emergencia mundial, y las consecuencias de estas acciones no son algo nuevo.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la crisis financiera de 2008 en Camerún desencadenó una caza furtiva y una deforestación masiva a causa de un intento desesperado de los habitantes por mantener su estabilidad. En Madagascar, una ola migratoria con miles de personas sin empleo y huyendo de la pandemia se acerca a los límites con la vida silvestre, poniendo en riesgo el equilibrio de los recursos que ahí se mantienen.
Nuestra última opción
La vida silvestre nos ha dado muestras maravillosas de su presencia cerca de las ciudades y otros hábitats, pero ello también ha probado la capacidad que tenemos de acabar con ella. La única manera de cambiar el rumbo de la destrucción de la naturaleza es garantizar que la agenda mundial tome acción sobre la conservación medioambiental, atendiendo los derechos fundamentales de las personas. Para cuidar a la Tierra también tenemos que resolver los problemas sociales, porque son dilemas que están interconectados. Los gobiernos deben entender que, además de energías limpias y modelos económicos más circulares, la sustentabilidad siempre debe tener una dimensión social.
Respiremos el bienestar que nos genera ver estas fotografías, pero después recordemos que también son muestra de un descuido sistemático que afecta a la naturaleza y a miles de personas. Este tiempo en cuarentena puede servir para reflexionar sobre la relación que tenemos con el mundo y tratar de ver, desde nuestra trinchera, de qué formas podemos contribuir a hacerlo más igualitario.