Las mezclas genéticas han sido milenarias. Los pueblos nativos hacían experimentos con sus semillas, y generaban innovadores híbridos: solo en México hay 64 tipos de maíz. Esto puede remitirnos a una especie de transgénicos artesanales, pero apartados de las nocivas prácticas de los grandes consorcios. En la naturaleza los animales parientes, como en el caso de las zebras y los asnos, ambos del grupo equino, se aparean naturalmente. Charles Darwin en su libro El Origen de las Especies Mediante la Selección Natural de 1859, incluye la existencia de una de estas mixturas conocidas como cebrasnos.
En el Zoológico de Reynosa, en uno de los estados norteños de México, la cebra Rayas se apareó con Ignacio, un burro albino. El producto fue Khumba, el primer cebrasno del país. El fenómeno de esta cruza es inusual, se ha suscitado en sitios como Italia, Cuba y Australia, pero es casi insólito, porque el número de cromosomas es muy desigual entre los dos animales.
Khumba tiene las patas rayadas, el torso albino, y dos graciosas y sutiles rayas que recorren su lomo casi a la altura del cuello. Mide unos 70 cm de altura, y pesa 30 kilos. El extraño pero persuasivo fenómeno causó noticia mundial, este tipo de acontecimientos despierta la maravilla de millones de personas sobre las posibilidades intrínsecas de la vida natural.