De feminismos podemos hablar en distintos contextos e ideologías, la fuerza es una, claro, la lucha contra la opresión de género. Sin embargo, cada una lo hace desde su entendimiento e historicidad y el feminismo de las mujeres indígenas se debe sentir y pensar distinto.
Pero, para entenderlo mejor la activista lingüista y escritora Yásnaya Aguilar nos presenta una visión distinta de lucha desde la mujer indígena; una que muy pocas conocen a través del diario El País.
Es importante abrir espacios para otras visiones del feminismo. Por ejemplo, el de las comunidades de mujeres indígenas, las cuales a lo largo y ancho de las naciones viven atravesadas por el machismo y el colonialismo.
Es bien conocido que las mujeres indígenas sufren un patriarcado exacerbado que apenas se cuestiona. Las costumbres muestran la opresión contra la mujer como un valor tradicional. Esto a diferencia del patriarcado occidental que parece ser más bien un sistema de opresión.
¿Qué sucede entonces cuando la lucha en contra del sometimiento de la mujer, es la lucha misma en contra de las tradiciones que han dotado de identidad a miles de comunidades indígenas? Las mujeres indígenas, conocen más allá de los límites del patriarcado, también saben de segregación y discriminación.
Patriarcado y colonialismo
El feminismo en el mundo occidental se ha ido gestando a través de diversas manifestaciones del ejercicio de escritura. De la construcción de categorías que lo sustentan más allá de lo teórico. No obstante, las mujeres indígenas enfrentan problemáticas sumamente contrariadas, que escapan al entendimiento del sistema capitalista en el que vivimos. Es por esto que su lucha muchas veces no está permeada por el término feminismo, no por el hecho de distanciamiento de congruencia con él, sino porque simplemente sus batallas son tan múltiples y están ligadas a la condición política de indígena que ostentan con orgullo, pero que trae muchas cargas.

EZLN
Para entender los límites que rozan entre la opresión y el valor tradicional, primero hay que entender que la violencia de género que suprime a millones de mujeres indígenas alrededor del mundo, si bien responde al patriarcado, también lo hace intrínsecamente al colonialismo.
Las mujeres indígenas y los feminismos de la otredad
Los pueblos indígenas, desde la punta de La Patagonia, hasta la helada Siberia han sufrido los estragos de la dominación. Subyugación que ya de por sí, fomenta el racismo. Además, los valores tradicionales de las comunidades se enmarcan en diferentes manifestaciones del machismo. El colonialismo como el patriarcado, intervienen en las relaciones de poder con que se entiende a una estructura social y jerárquica. De esta forma, afecta el sentido de vida de cada uno de aquellos que pertenecen a la estructura, moldea estereotipos y prejuicios.
Ser mujer en comunidades indígenas es sinónimo de opresión en todos los sentidos. En este sistema social, pertenecer a poblaciones minoritarias (mujer e indígena) es sinónimo de lo otro, lo diferente, aquello que no pertenece. Pese a ello, las mujeres indígenas han encausado sus propias batallas, a veces lejos del término feminismo pero con la misma causa, visibilizar la constante violencia a la que son sometidas y a la multiplicidad de obstáculos a los que se enfrentan.
Entender de feminismo, es entender que no existe uno sólo. Es comprender cómo se constituyen los sistemas y tratar de cambiar aquello que hace daño a las minorías. Porque ser mujer también es ser minoría, no digamos de las mujeres indígenas. Para ello hay que abrir espacios de diálogo, donde se visibilicen las problemáticas y exista el encuentro con la otredad.
Esta es la visión de Yásnaya, una mujer que nos enseña sobre la lucha de otras mujeres que no se congregan en el centro del país, sino que viven en las periferias y que también forman parte de una lucha.