Hace algunos años, una fake news desató un rumor en Internet: que Monsanto había creado la primera semilla modificada de marihuana. Posteriormente Monsanto desmintió el rumor, pero ya que la multinacional ha hecho negocios insólitos y siempre ha estado inmersa en el escándalo, a los lectores no les sorprendía que quisiera aprovechar la ola de despenalización de la marihuana que está surgiendo en decenas de países.
Un poco de contexto
Este año, Canadá se convirtió en el primer país del G20 en permitir el libre consumo y producción de marihuana, sentando así un precedente que seguro otros países imitarán pronto. En México el tabú está siendo superado también, y los primeros pasos para la despenalización de la marihuana ya se comenzaron a dar ―ahora ya se pueden adquirir legalmente algunos productos hechos a base de cannabis―.
Todo esto ha dado pie a una inquietud colectiva: ¿de qué sirve la prohibición si el consumo sigue aumentando?
Muchos expertos coinciden: la prohibición jamás ha logrado que un producto deje de ser consumido. Lo único que ha ocasionado, por ejemplo en México, es que la marihuana sea monopolizada por el mercado negro. Esto ha tenido consecuencias sobre el tejido social, ya que ha provocado el incremento de la violencia en el país. Por eso este cultivo esta siendo legalizado, incluso para fines recreativos.
Pero, si la marihuana es legalizada, ¿a quién beneficiará esto?
Quizá a Monsanto (y ahora a Bayer).
Lo que antes fue un rumor, podría ya ser realidad. Porque la marihuana es un cultivo que se usa con propósitos medicinales, y la farmacéutica Bayer acaba de comprar Monsanto ―después de años de negociación―. Esto significa que, comprando a Monsanto, Bayer se ha hecho del monopolio de los agroquímicos. Y, entre otras cosas, eso les facilitaría la experimentación, monopolización y comercialización de las semillas de marihuana.
Los principales compuestos químicos de la marihuana tienen amplios beneficios para la salud que han sido comprobados científicamente, y otros que quizá no han sido siquiera descubiertos y que podrían ser hallados con mayor investigación. Además, la forma no psicoactiva de este cultivo puede ser usada en una amplia gama de productos industriales. Así que su legalización podría ser sumamente beneficiosa para quien sepa aprovecharla.
De acuerdo con Ellen Brown, autora de la investigación The War on Weed: Monsanto, Bayer, and the Push for “Corporate Cannabis”:
La cannabis tendrá que seguir siendo controlada […] para poder ser usada por los grandes intereses corporativos. La competencia en torno a la cannabis podría suprimirse limitando el acceso a la cosecha propia, trayendo la producción, venta y uso dentro de las pautas de la industria supervisada y regulada. También podría legislarse una definición del cáñamo industrial como una planta con una psicoactividad tan baja que sólo las versiones de GMO puedan calificar.
Ese es el tipo de condiciones que los críticos encontraron enterradas en la letra pequeña de las últimas iniciativas para la legalización de la cannabis.

National Geographic
Sigue al dinero en Uruguay
William Engdahl, autor de Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation, ha encontrado la conexión entre la legalización de la marihuana en Uruguay y los negocios de Monsanto en dicho país. Según Engdhal, estos factores se vinculan a través del millonario George Soros y su intervención en el país sudamericano para legalizar la marihuana.
Finalmente, Engdhal muestra evidencia de que Bayer sí ha experimentado con semillas de cannabis desde 2003. Ahora, Monsanto podrá usar este legado científico sin restricción alguna.
Esto debe importarnos colectivamente, independientemente de nuestra postura sobre el uso de drogas como la cannabis. Y es que la forma en que ha actuado Monsanto ya ha puesto en riesgo el futuro alimentario del mundo. Ahora, junto con Bayer, está poniendo en jaque a la salud colectiva.
¿Dejaremos que sigan tomando las decisiones que nos corresponden a nosotros?