Ya no podemos seguir produciendo y consumiendo plástico como lo hacemos en la actualidad. Por más que existan proyectos científicos que están encontrando originales formas para reutilizarlo, lo cierto es que estamos usando demasiado de este material dañino, a tal grado que no podemos reciclarlo todo.
Además, solemos olvidar que hace pocas décadas nadie dependía del plástico. Nuestros padres crecieron sin necesidad de este material tóxico. ¿Cómo organizaban su vida sin necesidad de bolsas, empaques y envases de plástico? Es lo que hoy nos toca pensar y repensar colectivamente.
Y es que, en promedio,
cada persona utiliza 650 bolsas de plástico al año en México.
Afortunadamente, en este país ya se ha empezado a avanzar rumbo a una sociedad libre de plástico. Muchos estados de México ya han prohibido el uso de todo tipo de productos plásticos, desde bolsas hasta popotes, lo que nos orilla a ingeniárnoslas para sustituir un montón de productos. Lo cual, por cierto, no es tan difícil: en Guatemala sustituyeron las bolsas de plástico con hojas de plátano, y muchas comunidades indígenas que han dejado el plástico voluntariamente han encontrado otras soluciones igual de originales.
Y ni hablar de iniciativas tan novedosas como la de Nueva Zelanda, donde todos los alimentos frescos serán vendidos sin bolsas de plástico. Ejemplos hay muchos: seguirlos depende de nuestra voluntad para contribuir a la salud de la naturaleza.