¿Es posible crear plástico con fruta? Reinventar uno de los productos más populares y tóxicos en el mundo es todo un desafío, y una estudiante mexicana del Tecnológico de Monterrey lo logró tras crear el primer plástico 100% biodegradable a base de cáscara de naranja. El invento podría representar un avance importante para la industria sustentable.
El plástico se ha convertido en la peor pesadilla medioambientalista. Según la Organización de las Naciones Unidas, cada año se fabrican más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo, de las cuales sólo se recicla el 9%. Millones de residuos van a parar al mar y están causando estragos en la vida marina y el medio ambiente.
La preocupación por las consecuencias que ocasiona el plástico en el planeta, es muy grande. En ese sentido, miles de personas alrededor del mundo invierten sus esfuerzos para cambiar la situación o, por lo menos, generar aportaciones valiosas. Con la visión de sustituir el plástico como un material de uso primario, muchos han logrado generar materiales similares que son totalmente biodegradables y no dañan los ecosistemas.
Tal es el caso de una estudiante mexicana del Tecnológico de Monterrey, que ha creado el primer plástico 100% biodegradable a base de cáscara de naranja. El material podría ayudar a sustituir al plástico tradicional, ya que es flexible, transparente y desaparece del ambiente en 90 días luego de ser desechado.
El plástico tradicional aparentemente vino a revolucionar el mundo. Siendo un material tan maleable y resistente, poco a poco se convirtió en una aparente necesidad. El plástico ha inundado nuestra vida diaria, desde la comida hasta los productos de higiene personal, todo utiliza plásticos. Y la razón por la que el mundo produce tantas toneladas anuales de este material tan contaminante, está relacionada directamente al bajo costo de producción. Fabricarlo es mucho más barato incluso que reciclarlo.
En pro del planeta
No obstante, Giselle contempló este hecho y lo utilizó para darle un revés a la situación. Su visión para crear el material no sólo está basada en las necesidades de la humanidad de reducir los agentes contaminantes derivados del plástico. Sino que también contempla las características de México, que es el quinto país en el mundo productor de naranjas. Según Giselle, en México se producen más de 4.5 millones de toneladas anualmente, de las cuales el 40 al 65% terminan en la basura, un dato sumamente lamentable para algunos, pero para otros representa una oportunidad para ayudar al planeta.
“En el Océano Pacífico, hay una gran acumulación de residuos plásticos, del tamaño de Francia. Las predicciones apuntan a que para el 2050 habrá más residuos plásticos en el mar que peces. He vinculado esto con una gran oportunidad, especialmente para nuestro país, el quinto productor de naranjas del mundo”, explica Giselle Mendoza, creadora del material.
La estudiante afirma que es posible sacarle provecho a las naranjas que terminan en la basura y utilizarlas a favor del medio ambiente. De hecho, ha generado alianzas con productores del cítrico para asegurar un costo casi nulo para la producción de su plástico biodegradable a base de cáscara de naranja. Así, el costo final del producto tendría un precio bastante competitivo comparado con la comercialización de plásticos tradicionales. La disminución de residuos y la apuesta por proyectos como el de Giselle, son de vital importancia para ayudar a la naturaleza y al planeta.