No es un secreto que la ciencia ha demostrado que existen habilidades de las plantas que los humanos no podemos percibir a simple vista. El reino vegetal parece estar inmóvil, pero lo sabemos: son seres con vida. Y aunque no puedan establecer comunicación con nosotros, como por ejemplo podría hacerlo un perro a través de sus gestos y sus movimientos aprendidos, lo cierto es que las plantas son mucho más sensibles de lo que nos hemos acostumbrado a creer.
La ciencia ha comprobado que las plantas son capaces de escuchar, de recordar e incluso de pensar. Pero ahora, un estudio reciente comprobó cómo, además de escuchar, las plantas también son capaces de emitir sonidos. La investigación, publicada en bioRxiv, considera que el fenotipo de una planta puede ser alterado por los cambios a su alrededor.
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Esto no es algo extraordinario; sabemos muy bien que todo lo que rodea y compone un ecosistema cambia de acuerdo con la luz, la temperatura, la estructura del suelo, etc. Pero los investigadores de la Universidad de Tel Aviv registraron sonidos ultrasónicos provenientes de las plantas que no estaban cómodas.
Este descubrimiento dejó claro que las plantas estresadas emitían distintos sonidos que transportaban información sobre el estado en el que se encontraban. La caja acústica en la que estaban las plantas permitió reconocer el sonido de cada una de ellas.
Pero, ¿cómo es que se comunican si no pueden hablar?
Todo es a través de las burbujas de agua; un proceso reconocido como cavitación explica cómo las burbujas de aire en las plantas explotan dentro de ellas produciendo magníficas melodías de estrés. Escuchar a la naturaleza nunca fue tan real y esta conexión con las plantas podría ser el inicio de algo extraordinario, ya que nos permite saber cómo se encuentran, si son felices o si necesitan algo. La ciencia puede revelar lo que está en el fondo y hacerlo tangible.
Todo en las plantas es lenguaje, y esta es una forma de comunicarse y predicar lo más profundo de su sentir. El mundo es habitado por muchas formas y seres con diferentes capacidades: nosotros usamos las palabras, otros usan los rugidos y otros tantos los sonidos ultrasónicos. Pero depende de nosotros si queremos escuchar o no.
