Como sabrás, hace poco se dio a conocer una noticia aterradora e inverosímil, incluso con un dejo que hasta podría parecer una broma: las abejas están en peligro de extinción. Desde pequeños se nos ha enseñado que algunas especies han ido desapareciendo; sin embargo, en el tema de los insectos, pareciera que solemos pensarlos como innumerables, eternos, o incluso, quizá no pensamos en lo absoluto en ellos.
Por lo anterior, la noticia del peligro de extinción de las abejas ha estremecido al mundo. ¿Las abejas en extinción? Pareciera difícil de asimilar. Luego, cuando memoramos aquellas cosas que aprendimos durante la educación elemental sobre el papel de las abejas en la cadena de la vida es cuando dimensionamos, al menos un poco más, la gravedad de la noticia.
Aunque la posible desaparición de las abejas podría dejarnos pasmados y sin conocer realmente qué hacer, algunos científicos e iniciativas han estado formulando estrategias para preservar a las abejas desde la esfera individual; así es, cada uno puede contribuir desde casa.
Una moda reciente y que se ha ido consolidando, la famosa guerra de las “seed bombs” o bombas de semillas (un formato donde se agrupa en pequeñas bolas algo de tierra y semillas y se avientan “como granadas”, usualmente en sitios abandonados como lotes baldíos), poco a poco se ha convertido en un arma consciente para salvar a las abejas, siendo útiles, sobre todo, las bombas de semillas de flores salvajes, pues muchas abejas las prefieren.
En California el proyecto Grow the Rainbow, a cargo de Ei Ei Khin y Chris Burley, espera regar hasta mil millones de flores salvajes; curiosamente, lo que comenzó como una guerra de jardineros ha terminado en una potente estrategia que quizá si se replica notablemente en muchas partes del mundo, pueda ayudar a paliar la disminución de la población de abejas.