Ver radiografías de cualquier cosa nos intriga, sin embargo parte de esa fascinación resuena con un elemento infantil: nos recuerda aquella vez que nos rompimos un hueso, o quizá cuando nuestra mascota lo hizo. El concepto de la radiografía es exponer los fallos que se encuentran debajo de nuestra piel, sin embargo estos estudios también nos recuerdan algo elemental: compartimos estructuras similares con otros seres del planeta.
Con el propósito de enseñar a alumnos cómo funciona una máquina de rayos X, el físico holandés Arie van’t Rie practicaba con radiografías de plantas. Al hacerlo, y agregando un poco de color, descubrió un mundo que debía compartir. Las imágenes, muestras de fragilidad etérea, nos presentan las estructuras óseas y vegetales de diversos animales y plantas, algunos exóticos, todos sorprendentes.