Increíblemente

Increíblemente, los brazos amputados de los pulpos se mueven con inteligencia propia

Los brazos de los pulpos, incluso cuando están separados del cerebro principal, tienen reflejos inteligentes ante el peligro y se enroscan o se mueven de acuerdo a los estímulos que sienten.

Sabemos que los ocho astutos brazos de los pulpos pueden atrapar peces, luchar con tiburones, abrir frascos e incluso camuflajear al pulpo de posibles predadores. Pero estos brazos no están del todo bajo el control del cerebro del pulpo. Un nuevo estudio nos revela que tan profunda es la su independencia, incluso cuando están separados del cerebro.

El sistema nervioso del pulpo es fascinante. Dos tercios de sus neuronas residen no en el cerebro central sino en sus flexibles brazos. Esto, los investigadores sospechan, aligera las demandas de la coordinación cognitiva y permite que los pulpos dejen que sus brazos hagan el trabajo de “pensar” por sí mismos.

Y estos brazos pueden continuar reaccionando a estímulos incluso cuando ya no están conectados al cerebro principal; de hecho, permanecen responsivos incluso después de que al pulpo le ha sido practicada la eutanasia y se le han cortado los brazos.

El estudio apareció la edición de septiembre de 2013 de Journal of Experimental Marine Biology and Ecology llamada “Biología Cefalópoda”. Los investigadores examinaron a diez pulpos comunes adultos (octupus vulgaris). Despues de practicarles la eutanasia, les separaron los brazos y los guardaron en agua de mar fría por alrededor de una hora hasta que estuvieron listos para experimentación. Cuando los pincharon, los brazos suspendidos se enroscaron inmediatamente (después de esto lentamente regresaron a su posición extendida). El agua de la llave y el ácido evocaron respuestas similares. Los brazos horizontales también se alejaron de los estímulos no deseados; muchos de ellos se doblaron y salieron a la superficie. “Los resultados demuestran que los brazos son capaces de tener reflejos de alejamiento ante estímulos “nocivos” sin referencia al cerebro”, apuntaron los investigadores.

Estas reacciones post-mortem podrían estar detonadas por nociceptores, neuronas que se dedican a sentir el peligro físico (mismas que en nuestra especie son responsables de percibir el dolor). Esta es la primera evidencia de que los pulpos poseen estas neuronas.

A partir de esta clase de experimentos en cefalópodos, que revelan qué tan inteligente y evolucionado es su sistema, la Unión Europea declaró el año pasado que los cefalópodos, al igual que los vertebrados, solo podrán ser objeto de experimentos en maneras que minimicen el dolor, el sufrimiento y la angustia.

[ScientificAmerican]
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