La cantidad de versos poéticos que podemos encontrar en documentales de ciencia es infinita, sobre todo si son conducidos por mentes de notable elocuencia como Carl Sagan o Stephen Hawking.
Quienes en su momento fueron un paso más allá de su universo cotidiano, recordarán la creatividad sugerida por series de divulgación científica como Cosmos: un viaje personal (1980) dirigida por Sagan, y El universo de Stephen Hawking (1997). En estos documentales uno puede encontrarse increíbles pasajes que advierten la maravilla de alzar la mirada al cielo, y entender que somos la suma de millones de ingredientes en una incalculable arena cósmica.
La genialidad de la ciencia desde el ángulo de la imaginación es por demás exquisita, y hoy se encuentra inmortalizada en un ciento de obras hechizadas por la poesía científica, como es el caso de esta fascinante melodía. “A Glorious Dawn” es el nombre de la ingeniosa canción creada por el músico John D. Boswell (a.k.a. melodysheep), una de varías de su grandiosa serie Symphony of Science. La pieza musical está formada por extractos de los documentales de Sagan y Hawking, y a manera de versos rítmicos recitan lo que se escucha como una preciosa melodía dedicada al asombro humano y a las posibilidades que nos oculta el universo.
Con más de 11 millones de reproducciones desde su creación en 2009, esta podría ser la sinfonía más honesta jamás creada sobre la experiencia cósmica (y nostálgica) que es la vida humana. El uso de loops y ritmos contemporáneos acompañan la genial lírica de estos divulgadores, al mismo tiempo que resulta un tanto conmovedora. En breve te compartimos la pieza, no sin antes mencionar que Sagan nos advierte no ser un gran cantante…
No olvides que el video tiene subtítulos en varios idiomas.
El universo puede sorprendernos de formas insólitas si nos descuidamos un poco. Recordar que nuestras vidas son más fugaces de lo que a veces podemos dimensionar es siempre una práctica revitalizadora, pues aquello que nos pesa en lo cotidiano se traslada a lo insignificante, y el misterio que es el universo retoma su lugar por un instante en nuestro pensamiento. Paradójicamente, es innegable que nuestras vidas son el reflejo mismo de la complejidad del cosmos, pues como sugiere Carl Sagan, somos polvo de estrellas.