El cambio climático ha puesto de cabeza los sistemas naturales de flujo hidrológico. Afectando primordialmente las corrientes del Atlántico que van del Polo Norte al Polo Sur, pero además, las olas de calor generadas en las profundidades del océano, tienen a los icebergs en peligro de desaparecer. El Ártico se ha estado calentando tres veces más rápido que todo el resto del planeta y aunque la situación es de urgencia, algunos la utilizan para beneficio propio. Los cazadores de icebergs van un busca de sortear la tempestad de la naturaleza, para traer a casa enganchados pedazos de icebergs para luego producir bebidas de lujo.
Veronique de Viguerie
Este negocio que se volvió famoso hace apenas dos décadas atrás, atrae a aquellos que buscan el agua más pura y prístina del planeta. Los cazadores de icebergs saben muy bien el valor de lo que salen a buscar, por ello, la tempestad de los majestuosos hielos no les asusta. Desde Canadá hasta Noruega, en lo que llaman el corredor del iceberg, los cazadores han ido aumentando con los años. Preparan sus embarcaciones para cuidarse de los enormes pedazos de hielo que se rompen y resquebrajan, por lo que deben tener precauciones.
Svalbardi
A veces necesitan disparar armas de fuego, esperando que piezas de hielo prístino salgan despedidas por los aires. Aunque los disparos no siempre funcionan y deben repetir el proceso hasta que les permita pescar un trozo lo suficientemente pequeño como para engancharlo y arrastrarlo hasta su hogar. Una vez ahí, los almacenan en contenedores de hasta mil litros y esperan a que se descongelen.
El oro blanco en la mira de los empresarios
El oro blanco, como algunos les llaman es el negocio que trajo el calentamiento global. Una vez que el hielo se encuentra en estado líquido, entonces lo venden como agua embotellada o para preparar las bebidas alcohólicas más lujosas. La característica más atractiva desde luego es que se trata del agua más pura del mundo, pero además, que es agua de 12 mil años de antigüedad. Al estar almacenada desde tiempos ancestrales cuando la contaminación no existía, el agua de iceberg se ha convertido en un lujo excéntrico.
Veronique de Viguerie
Y si bien es cierto que beber agua de iceberg no es cosa de la modernidad, pues los pueblos inuit lo han hecho desde tiempo atrás, formar una industria con este precioso recurso es ya sobrepasar la línea. Ni el hielo, en los lugares más recónditos e inaccesibles del planeta, parece salvarse de la avaricia humana que solo busca el valor monetario en todos lados a donde voltea.
Veronique de Viguerie
La industria del oro blanco ya no sólo se remite al corredor del iceberg, donde los turistas llegan atraídos por el agua antigua. Sino que algunos empresarios están buscando vías para comercializar el agua de iceberg en todo el mundo. Las organizaciones como Greenpeace han mostrado su preocupación ante el caso. Se teme que la fiebre del producto avance la industria hasta el grado de dejar los icebergs convertidos en la nada.
Conservar las fuentes de agua dulce, es el mayor desafío que enfrenta la humanidad en pleno siglo XXI. Parece no ser suficiente con contaminar lagos y ríos, ahora los icebergs se enfrentan a sus cazadores para venderlos como oro blanco.