Los peces rape, del orden de los lophiiformes, son seres que viven en la oscuridad del océano, a un nivel tan profundo que no alcanza a llegar una sola partícula de luz a su hábitat. A la terrorífica imagen de esta criatura –de la cual se calcula que hay 160 especies– se suma un largo apéndice que crece de su frente: una extensión de su columna que produce una luminiscencia mortal, la cual le ayuda a atraer a sus presas para cazarlas.
Este mortífero uso de la luz ya había sido captado en video, así como otros comportamientos del pez rape. Pero, por primera vez, han sido captadas en video imágenes de su inusual y lúgubre apareamiento. Se trata de un ritual que, por cierto, no deja de tener un toque de insólito romanticismo, pues el macho es una especie de diminuta sanguijuela que se adhiere a la hembra, haciendo poco a poco una simbiosis con ella y fusionándose con su tejido para jamás separarse.
El video, publicado por Science Magazine, fue grabado por los cineastas Kirsten y Joachim Jakobsen, una pareja que se dedica a explorar el área cerca de las nueve islas de Azores, en Portugal. Explorando el océano a una profundidad de casi 800m con su submarino Lula 1000, encontraron a una hembra rape con su pareja, recibiendo un suministro de esperma a cambio de los nutrientes que ella le proporciona mediante su sistema circulatorio.
Para los biólogos ha sido fascinante ver el apareamiento de los peces rape, del cual sólo podían especular a partir de especímenes hembras encontradas muertas con sus parejas adheridas. Lo que aún se desconoce es cómo el macho consigue llegar hasta la hembra, que no sólo lo supera en tamaño por varias decenas de veces, sino que además tiene largos y brillantes sensores que le permiten percibir a sus depredadores en la oscuridad.
Por qué la hembra no considera al macho un depredador es un misterio. Pero una vez que éste se adhiere a su pareja comienza el ciclo de la vida, de una manera lúgubre pero inefable, como muchas de las cosas que ocurren en el océano y que desconocemos.