La fotografía del mundo natural es sin duda uno de los mejores medios para apreciar el mundo que nos rodea. Si bien la observación in situ y con nuestros sentidos nos coloca de lleno en un cierto hábitat, sin ningún intermediario más allá de nuestra propia percepción, el uso de instrumentos como las cámaras fotográficas nos permiten observar detalles desapercibidos, nos conceden una perspectiva en la cual la riqueza y la perfección de la flora, la fauna, los mundos macroscópicos y microscópicas, se revelan con plenitud.
Tal es el caso de Chris Morgan, un fotógrafo que usualmente trabaja en Escocia pero que recientemente realizó un viaje por Costa Rica. En esta paraíso caribeño, Morgan tomó algunas fotografías verdaderamente impresionantes de colibríes, esas diminutas y sorprendentes aves que por sus características han asombrado al ser humano desde tiempos remotos, al grado de que son protagonistas de leyendas y creencias (en su mayoría asociadas a la buena fortuna) y, por otro lado, de un estudio continuo.
Por eso mismo el trabajo del fotógrafo es todavía más notable. En efecto, no parece sencillo pescar al vuelo, así sea con la lente de una cámara, a un ave que puede volar a una velocidad de casi 30 metros por segundo (casi 100 km/h), con un tamaño reducido, con colores que fácilmente se mimetizan con el follaje de un país tropical como Costa Rica. Y, con todo, Morgan lo logró.
El fotógrafo, por cierto, ha desarrollado una afortunada especialización en aves, y en su cuenta de flickr se encuentran otras especies capturadas con su instrumento de trabajo y sin duda también de regocijo por las maravillas de este mundo.