En los últimos años se ha popularizado el uso de “superalimentos” para definir aquella comida –con frecuencia de origen natural – que trae múltiples beneficios a la salud y a la nutrición de la persona que la consuma. La chía, el salmón, los arándanos, las nueces, son sólo algunos de estos superalimentos que influyen positivamente en nuestra dieta diaria.
Tras una radiografía a la Moringa oleifera, una especie de la familia de los Moringaceae –árbol de clima tropical o subtropical–, se descubrió que se trata de otro superalimento ideal para integrarlo a nuestra dieta. De acuerdo con los análisis nutricionales del National Institute of Health, las hojas de la Moringa oleifera son más ricas en vitaminas, minerales y proteínas que gran parte de las legumbres; lo cual permite luchar contra la malnutrición y sus enfermedades asociadas.
De hecho, las hojas de la moringa contienen dos veces más de proteínas que el yogurt, tres veces más de potasio que el plátano, cuatro veces más de calcio que la leche, siete veces más de vitamina C que las naranjas y cuatro veces más de vitamina A que las zanahorias, además de ocho aminoácidos esenciales.
Y la moringa no sólo cuenta con un perfil nutricional impresionante, también tiene la habilidad de purificar el agua y volverla potable… Gracias a la sabiduría de la medicina tradicional ayurvédica, se descubrió que la planta tiene la habilidad de curar 300 enfermedades (tales como la anemia, úlceras gástricas, reumatismo, artritis y diarrea; lucha contra las bacterias e inflamación por problemas epidérmicos) así como mejorar la lactancia materna. Sencillamente, es la mejor planta del año.