Tras catorce días del descarrilamiento de tren ocurrido en plena ciudad de Ohio, Estados Unidos, los ciudadanos exigen respuestas ante el desastre al que han comparado con el accidente de Chernobyl.
Descarrilamiento en Ohio
El pasado 3 de febrero un tren de la empresa Norfolk Southern se salió de la vía, descarrilando 50 de sus 150 vagones en Palestina Oriental en Ohio. La ominosa escena causó una grave preocupación entre los ciudadanos, no sólo por el impacto que de por sí ya advertía el tren completamente destrozado sobre el suelo, sino porque 10 de los vagones transportaban materiales altamente peligrosos como el cloruro de vinilo, un gas incoloro utilizado en la creación de PVC y que a la luz del sol puede descomponerse en sustancias químicas como el formaldehído.
Los vagones también transportaban químicos inflamables que terminaron por ser liberados al medio ambiente como el éter monobutúlico de etilenblicol, el acrilato de etilhexilo, acrilato de butilo e isobutileno, según una lista compilada por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
Muchas de las sustancias liberadas hacia el medio ambiente son cancerígenas o incluso, pueden causar problemas de irritación en los ojos y vías respiratorias. Es por esto que los ciudadanos de Palestina Oriental en el estado de Ohio, Estados Unidos, exigen una respuesta a las autoridades.
¿El Chernobyl estadounidense?
Tras el descarrilamiento, más de 2 mil personas fueron evacuadas de la zona en por lo menos un radio de 3 kilómetros. Debido a la naturaleza de las sustancias tóxicas que transportaba el tren, se tomó la decisión de provocar una quema controlada para evitar una explosión mortal.
En los días siguientes una nube ominosa cubrió la región del accidente debido a la quema de los tóxicos y pese a que se trató de una medida intencionada para evitar mayores consecuencias, miles de animales fueron afectados. Los residentes han informado de la muerte de zorros, gallinas, animales domésticos e incluso se han contabilizado hasta 3 mil 500 peces muertos en los ríos cercanos al accidente, según el Departamento de Recursos Naturales de Ohio.
Por fortuna el descarrilamiento del tren no dejó residentes heridos, pero estos comenzaron a comparar el suceso con el accidente nuclear de Chernobyl. Y aunque, si bien las sustancias liberadas por el tren de Norfolk Southern son altamente tóxicas, no se trata de material radiactivo como en el caso del accidente nuclear ocurrido en 1986.
Cinco días después de las evacuaciones, los ciudadanos de Palestina Oriental en Ohio pudieron regresar a sus casas, aunque con la preocupación de que las sustancias hubieran dejado su huella tóxica en el medio ambiente. La Agencia de Protección Ambiental, por su parte, dijo no haber detectado contaminantes en “niveles preocupantes” en muestras de aire y agua de la región, aunque no descartó una lixiviación en las aguas subterráneas.
El accidente nuclear de Chernobyl dejó inhabitable un total de 150 mil kilómetros cuadrados que todavía se mantienen como zona de exclusión pese a que ya han transcurrido más de tres décadas. Además en aquella ocasión, se trató de explosiones de material radiactivo que dejaron daños humanos y naturales incontables. Pero una cosa es cierta, aunque no exista comparación entre ambos accidentes, el descarrilamiento del tren hace evidente la falta de seguridad ante sustancias tóxicas y el terrible daño que estas le causan a la naturaleza.
