Este es otro ejemplo más de cómo la agricultura puede ser no sólo ser una gran oportunidad de laboral, si no que es una guerrilla pacífica y viable contra la industria agropecuaria. La jardinería de traspatio, como le llaman algunos, es una potencial catapulta a tener una granja grande y sustentable, satisfactoria y remunerativa.
Nash Huber creció en una granja en Illinois y pudo ver, alrededor de 1960, el rápido declive de una economía centrada en la agricultura. Las presiones de la economía globalizada y la agricultura industrial significó que familias de granjeros, incluyendo al padre de Hubber, tuvieron que vender la granja y trabajar para la industria para poder sobrevivir.
Así, cuando Hubber se mudó lo más lejos que pudo de ahí, al Estado de Washington, estuvo encantado de ver algunos vestigios de lo que es una pequeña granja familiar aún sobreviviendo. Y aunque aquí también este lugar estaba amenazado por el rápido avance de la agricultura industrial, había posibilidad de tener una granja análoga.
Con $20 dólares a su nombre, Hubber comenzó a trabajar la tierra de lotes baldíos en el pueblo de Dungeoness. Ahí puso panales de abeja, creció productos y vendió lo que pudo a agricultores locales en los mercados. Evidentemente no se puede tener mucha estabilidad en lotes que no son tuyos si no del gobierno, pero con el dinero que empezó a ganar se asoció con PCC Farmland Trust para comprar y proteger tierras en esta región.
Mediante su negocio Nash’s Organic Produce, ahora maneja más de 160 hectáreas de alimento orgánico. En 2008 Nash fue designado administrador del año por el American Farmland Trust.
En este video, que desafortunadamente sólo existe en inglés, Huber se sentó con Peak Moment TV para explicar más cómo logró tener su tierra utópica con sólo veinte dólares en el bolsillo y conocimiento previo de agricultura.