Se estima que cada año mueren entre 100 millones y 100 mil millones de pájaros que se golpean contra una ventana. Los pájaros dispersan semillas y comen cientos de gusanos por lo que cada pájaro que muere por culpa de un edificio es una pérdida ecológica enorme.
Afortunadamente, cada vez más arquitectos y ornitólogos están diseñando ventanas y superficies que no confundan a las aves. Aquí hay algunos ejemplos.
Vidrios más seguros
Los edificios con espejos o superficies reflejantes son los más peligrosos para las aves: a la velocidad a la que vuelan les es muy difícil distinguir cuáles son los obstáculos reales o reflejados, por lo que muchos terminan estrellándose.
Este vidrio contiene unas líneas que reflejan la luz ultravioleta. Los pájaros ven perfectamente en ese rango, mientras que el ser humano apenas puede distinguirlo.
El único problema se presenta cuando el sol se oculta. Muchas de aves también migran de noche, y lo hacen en números enormes. Debido a las luces artificiales de la ciudad, los pájaros se desvían de su camino.
Señuelos
Si se colocan efigies de aves depredadoras como halcones o águilas, asustan a los pájaros más pequeños.
Superficies que sobresalen
Balcones, marcos de ventanas y otras superficies ayudan al ave a distinguir que hay un obstáculo en su camino.
Por el contrario, diseñar áreas verdes encerradas bajo un cerco de vidrio es mortal para los pájaros, pues tratarán de volar justo a través de los árboles, sin distinguir que existe una barrera.
Mejor iluminación
A los pájaros les atrae la luz, por lo que, al migrar, en lugar de volar en el cielo abierto y en áreas despejadas, se desvían hacia las grandes ciudades llenas de edificios. Luces automáticas o lámparas que sólo apuntan al suelo, reducirían las confusiones de las aves.