La coincidencia es sorprendente, casi tanto como la imagen que la consigna: un caracol se pasea bajo la lluvia de los bosques de Ucrania protegiéndose con una flor.
La fotografía fue tomada por Vyacheslav Mischenko, quien como esos coleccionistas de miniaturas que, a su modo, admiraba Walter Benjamin, prestó atención a lo que muchas veces nos pasa desapercibido, ese mundo donde las cosas transcurren con otro ritmo y la lluvia cae de diferente modo.
Uno de los muchos motivos de asombro que nos ofrece gratuitamente la naturaleza.