La experimentación con animales es todavía una práctica común en nuestra época, sobre todo en las industrias farmacéutica, cosmética y alimenticia, además de diversos campos de la investigación científica.
Cuando se experimenta con perros, la raza Beagle es la preferida de los laboratorios a causa de su tamaño y su carácter dócil. Estos perros evolucionaron de tal modo que en general son poco agresivos y además resultan fáciles de criar, por lo cual es común encontrarlos en instituciones donde se experimenta con animales.
En Estados Unidos existe una organización que se fundó con el propósito de liberar perros en estas condiciones. Se trata del Beagle Freedom Project, cuyos integrantes dieron a conocer recientemente un video en el que nueve cachorros son puestos en libertad y por primera vez en su vida miran la luz del sol y conocen la sensación del césped.
Y más allá de la emotividad propia de estas campañas mediáticas, el video nos muestra, por un lado, que el instinto se sobrepone a la manipulación humana de la naturaleza y, por otro, nos invita a repensar el lugar que estos y otros animales tienen en el desarrollo del conocimento científico, técnico y a veces también superfluo de nuestra “civilización”.
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