Cada vez está más claro. La forma en que vivimos de y en este planeta tiene que cambiar, si no queremos terminar con él. Hay países en donde la sociedad está cada vez más preocupada por modificar su aprovechamiento de los recursos para volverlo sustentable y duradero.
En este caso, Australia es un excelente ejemplo de esto. La energía limpia en Australia va a la alza. Actualmente tienen la capacidad de producir suficiente como para suministrar al 70% de los hogares del país con energías renovables. Recientemente, se han concentrado en expandir proyectos hidroeléctricos, parques eólicos y celdas solares, especialmente este último, que ha sido el menos desarrollado. Cuando se finalicen los nuevos proyectos relacionados con incrementar los eólicos y construir e instalar muchas más celdas solares, a finales de 2017, Australia podría suministrar energía limpia al 90% de sus hogares. Originalmente pensaron que no lograrían hacer esto hasta 2020, pero la diferencia se hará notar ya en 2018.
El analista australiano de Green Energy Markets, Tristan Edis ha explicado — según The Guardian — que uno de los más importantes beneficios ligados a este tipo de proyectos es que están produciendo muchos empleos e incentivando en grande las inversiones al sector. Sin embargo, mientras que la energía limpia en Australia está creciendo todos los días, como explica Edis, el gobierno australiano no ha apostado mucho por ella y el porcentaje de energía limpia utilizada es sólo de 18.8%. Es cierto, hace una década era de 7%, pero sigue siendo bajo con respecto a lo que realmente se podría utilizar. Está claro que, desafortunadamente, lo más utilizado, apoyado y comercializado, son las energías derivadas de combustibles fósiles.
Sin embargo, la analista política Miriam Lyons ha declarado que son los australianos, la sociedad, misma, la que está moviendo las cosas, cuando se deciden a instalar celdas solares en sus techos, en lugar de dejarse llevar por las “grandes y contaminantes empresas de energía que dominan el mercado y manipulan los precios para llenar sus propios bolsillos”. Lyons afirma que es la sociedad australiana quien ha defendido la energía limpia. Además, no han permitido que el gobierno les corte el presupuesto y han presionado para que el tema no se deje de trabajar desde el Estado.
Es posible organizarse y apostar por estas formas sustentables de aprovechar los recursos; además es urgente, pues el planeta entero está siendo afectado por la forma en la que se han estado haciendo las cosas. Por otro lado, no debemos olvidar que cada problema tiene un contexto. Mientras que la lección aquí es que debemos organizarnos, no hay que dejar de lado que esto conlleva estudiar con cuidado los panoramas locales.
México, por ejemplo, es uno de los países de latinoamérica que más invierte en energía limpia; sin embargo, a veces estos proyectos se posicionan sin atender al contexto o consultar a la sociedad a la que están afectando, pues, aunque estos proyectos puedan generar empleos, también provocan conflictos sociales, despojo de tierras y otras injusticias que no podemos dejar de considerar.

Parque eólico en Juchitán, que ha traído muchos conflictos sociales y ambientales en la zona. Fotografía de Kirsten Luce para The New York Times