Tras dos años de investigación y 3 200 acres de árboles destruidos en los Santuarios de Sichuan para pandas gigantes, Greenpeace East Asia demandó al gobierno chino de prevenir los factores de riesgo que impactaban el hábitat de estos animales emblemáticos de Asia.
Como respuesta, el gobierno chino realizó su propia investigación y el Sichuan Forestry Bureau tomó acción al implementar una nueva reconstrucción forestal, en donde se pretende asegurar que el área no pueda ser explotada por deforestación comercial. De este modo se pretende cuidar el bienestar del panda gigante.
Sin embargo parece ser que la lucha continúa en China, pues se descubrió el mismo efecto en las provincias de Zhejiang y Yunnan –lo equivalente a una tercera parte de los bosques naturales de este país–.
Las autoridades de Sichuan respondieron que es indispensable parar esta destrucción ambiciosa por parte de los comerciantes. Para lograrlo, grupos ambientalistas, como Greenpeace, han tratando de ejercer presión para cuidar el medio ambiente de la vida salvaje de China –y no sólo del panda–.
