Aprendiendo El Lenguaje De Las Plantas

Aprendiendo el lenguaje de las plantas

Las plantas tienen un críptico y fascinante lenguaje que les ayuda a sobrevivir, y podríamos aprender mucho de él.

Las plantas son nuestros queridos productores primarios en la cadena trófica. Por ello podrían verse como un organismo básico si las comparamos, por ejemplo, con otros seres que habitan los ecosistemas y que se desplazan por doquier creando, incluso, fascinantes formas de comunicación.

Pero en realidad, las plantas son de una milimétrica e indescifrable complejidad, completamente comparable a la de otros seres vivos. Quizá por ser precisamente el pilar que sostiene a toda la vida en el planeta es que el reino vegetal es tan intrincado. Sólo que lo es de una manera sutil, como su propio lenguaje.

Aprendiendo el lenguaje de las plantas

Imagen: Angela Lober

El entomólogo Richard Karban sabe de ese lenguaje arbóreo y de su complejidad. Queriendo comprender más de los mecanismos vitales de las plantas, Karban hizo un experimento. Realizó pequeños cortes en las hojas de un arbusto, y unos meses después lo examinó cuando tenía ya un daño real provocado por saltamontes y escarabajos. El primer “ataque” de Karban fue el que hizo al arbusto mandar alarmas químicas en el aire para que las hojas superiores se defendieran y evitaran el posterior ataque de los insectos, por lo cual estaban intactas.

Aprendiendo el lenguaje de las plantas

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Como esta alarma, las plantas tienen muchas otras formas de comunicación para diferentes momentos. Porque quizá creemos que son silenciosas, pero más bien tienen este lenguaje imperceptible que puede darse entre hojas, entre arbustos e inclusive, entre una comunidad de árboles en un bosque.

Las plantas hacen esto a través de químicos que arrojan al aire; una especie de comunicación por señales de humo, sólo que mucho más refinada. Se trata, a grandes rasgos, de un universo vastísimo de códigos químicos de moléculas de carbón, lo que hace a las plantas plenamente plurilingües, siendo capaces de crear 30 mil variedades de estos códigos.

Y nosotros, ciertamente, no entendemos cognitivamente estos crípticos mensajes, pero nos envuelven todo el tiempo; están ahí, en la química de los ecosistemas que nos rodean, y son lo que permite el equilibrio en ellos. Curiosamente, las plantas sí sienten nuestras intenciones, o por lo menos así lo han sugerido algunos experimentos donde las plantas resienten los insultos humanos.

Aprendiendo el lenguaje de las plantas

Como sea, el imperceptible lenguaje de las plantas es un recordatorio de que nuestros dialectos no son los únicos ni los más complejos. A fin de cuentas ambos lenguajes, tanto el de las plantas como el nuestro, cumplen su función. Y también tienen límites.

Como dijera el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein:

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.

Deberíamos aprender de estos lenguajes que parecen más “básicos” pero que en el fondo son menos equívocos, como el de las plantas. En última instancia, un error en nuestro lenguaje puede provocar catástrofes; en cambio, en el reino vegetal todo es más sutil y preciso.

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