Son pocas las personas que realmente tienen la vocación de ayudar a los animales. Éste es el caso de Anthony Lawrence, que gran parte de su vida la dedicó a ayudar a la especie que lo necesitara. Su última gran hazaña fue rescatar a la fauna del zoológico de Bagdad que, hasta hace pocos meses, tropas estadounidenses aún permanecían en la zona de conflicto.
Otra gran cualidad que poseía “El hombre que susurraba a elefantes” era su capacidad de poder comunicarse y dialogar con los paquidermos, como una terapia psicológica. La conexión entre Anthony y los elefantes era tan íntima, que sus palabras eran una especie de hipnosis que tranquilizaba a los animales. Los elefantes actualmente son de las especies más amenazadas en la Tierra, pero gracias al entendimiento de la problemática, Lawrence establecía esta conexión que liberaba de los traumas a esta gran especie.
El pasado 2 de marzo, Anthony Lawrence falleció. Tras este hecho, se ha convertido en una leyenda, conocido por ser un terapeuta de elefantes.
Lo impresionante de este hecho, más allá del lamentable fallecimiento, es que dos manadas de elefantes de manera repentina (y casi mágica), y tras un largo viaje, llegaron a la casa de Anthony para despedirlo. El primer grupo lo hizo un domigo; el segundo, al siguiente día.
La conmovedora historia pone, como en muchas otras ocasiones, en duda la aparente distancia de la relación hombre-animal.
Si deseas saber más de esta relación, no dudes en leer The elephant whisperer de Anthony Lawrence
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