En medio de la selva amazónica existe una frontera que escapa a las designaciones geográficas de organización de la sociedad moderna. Hay una barrera invisible que divide dos mundos totalmente distintos que cohabitan la región. Uno de ellos, es el mundo de los pueblos indígenas del Amazonas, los cuales se encuentran en grave peligro de desaparecer debido a la depredación del otro mundo que subsiste junto a ellos.
Existen pueblos indígenas que sobreviven en nuestros días con sus propias tradiciones e identidad. Aquellos a los que el sistema hegemónico no ha alcanzado. Aquellos pueblos no contactados que viven más allá de la zona fronteriza amazónica; el hogar de la mayoría de los pueblos aislados que subsisten en el mundo.

Vía Infobae
La Frontera Amazónica de los no contactados se extiende entre los límites de Perú, Bolivia y Brasil. Detrás de ella, los pueblos indígenas viven en contacto con la naturaleza y han mantenido su cultura, tradiciones y estilo de vida desde hace siglos. Se cree que son alrededor de 100 y casi todos pertenecen a la selva del Amazonas. Pero como todo aquello que no se somete al sistema, los no contactados se encuentran en grave peligro de desaparecer.
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Pueblos no contactados del Amazonas en estado de vulnerabilidad
Ostentan el nombre de no contactados por una razón y es que según el Survival Internacional, “es muy poco lo que sabemos de ellos, pero sí sabemos que rechazan el contacto a menudo como resultado de la terrible violencia y las enfermedades que trajeron consigo los foráneos”.
Los grupos de indígenas amazónicos buscan preservar su cultura e identidad, lo han dejado claro en más de una ocasión. Ante la presencia de extraños, ellos reaccionan de forma defensiva, como consecuencia del sentimiento de amenaza que representamos para ellos.

Survival International
“En las raras ocasiones en las que son avistados o se produce un encuentro dejan claro que quieren que se les deje solos. A veces reaccionan de forma agresiva, como forma de defender su territorio, o dejan señales en la selva para advertir a los foráneos que se mantengan alejados”.
Este comportamiento no es para nada aleatorio. Aún cuando se busque contactarlos con fines meramente pacíficos y de ayuda, los grupos de indígenas son vulnerables a los virus presentes en nuestra sociedad. De ahí que su voluntad para permanecer aislados, debe ser respetada por mera humanidad.

Survival Internacional
Pero este es el menor de los desafíos a los que se enfrentan. La depredación de la selva amazónica es otro de los factores que los pone en estado vulnerable. Siguiendo la lógica, la naturaleza es de suma importancia para su sentido de pertenencia e identidad. Una cosa es clara, si la selva muere, con ella los millones de especies de flora y fauna, pero también los grupos indígenas que la habitan.
Eso sin mencionar el escenario devastador ante tal pérdida hablando de biodiversidad humana y natural. La importancia de preservar la selva del Amazonas va más allá de lo que ya tanto se ha hablado, más allá del desequilibrio que sufriría el planeta. También se trata del respeto a la vida misma, cualquiera que sea su forma, animal o humana.
Como seres externos a este mundo desconocido, y en ocasiones ansiosos de conocerlo, debemos reconocer que el sistema en el que funcionamos y aportamos es el mismo que amenaza la supervivencia de todo un sistema natural. Hasta cierto punto, ambos mundos se han percibido como entes enemigos, ajenos y con profundas diferencias.

APU GOMES
No obstante, la naturaleza que nosotros devastamos y ellos protegen es la misma que a todos nos brindó la vida. Desde hace siglos se observan a estos grupos indígenas Amazonas como extraños forasteros y poco civilizados. Pero, desde nuestro parecer, la naturaleza y su entorno les han brindado mucho más conocimiento del que ahora nosotros presumimos.
Estas comunidades han visto el grado de devastación que causa el ser humano cuando éste se desconecta de su esencia. Olvida que hay vida que impulsa el suelo, los ríos, las plantas, los animales y el mismo aire. Esa vida y evolución que nosotros hemos decidido ignorar es la que con tanto ímpetu defienden los Amazonas. Aquello que nosotros tachamos de miedo, pero que en realidad es la última brizna de existencia.