Los gorilas son capaces de cantar y entonar pequeñas melodías mientras comen, lo cual le sugiere a los primatólogos nuevas pistas sobre cómo evolucionó el lenguaje en otras especies de primates, como la nuestra.
La doctora Eva Luef, primatóloga del Instituto de Ornitología Max Planck de Seewiesen, Alemania, ha investigado este fenómeno en colonias de gorilas salvajes. Al parecer, las canciones de los gorilas sirven para expresar satisfacción frente al hecho mismo de estar comiendo.
Según ella, existen al menos dos tipos de sonidos característicos en las canciones de los gorilas. A decir de Luef, los gorilas “no cantan la misma canción una y otra vez”, sino que “parece que están componiendo pequeñas canciones para comer”.
La primera de ellas es una especie de zumbido o tarareo, “un tono sostenido, de baja frecuencia”.
El otro sonido es “una serie de notas breves y de diferente tonalidad2 que recuerdan “una melodía aleatoria”.
El siguiente video no está relacionado con el estudio (que puedes revisar aquí), pero puede darte una buena muestra de cómo suena una manada de gorilas durante la hora del almuerzo.
Este comportamiento se ha observado también en gorilas en cautiverio, aunque existen algunas diferencias con respecto a las canciones de sus parientes del Congo. Ali Vella-Irving trabaja muy de cerca con los gorilas del Zoológico de Toronto, en Canadá. Para ella:
Cada gorila tiene su propia voz, te puedes dar cuenta de quién está cantando. Y si es su comida favorita, van a cantar más fuerte.
En cautiverio todos los gorilas cantan por igual, pero en la selva es solamente el macho alfa quien realiza esta función. “Creemos que utiliza la vocalización para informarles a los demás ‘Ok, ahora estamos comiendo'”, comenta la doctora Luef. El propósito de este susurro o canto puede ser el de comunicar a la manada que aún es hora de comer y que no es tiempo de irse todavía.
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En la naturaleza, solamente el macho alfa canta, lo que sugiere una función más compleja
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Aunque los llamados relacionados con la alimentación están ampliamente documentados en todo el reino animal, este tipo de “cantos de sobremesa” podrían abrirnos una ventana para entender cómo esos murmullos y melodías evolucionaron a comunicaciones más complejas.
La psicóloga Zanna Clay de la Universidad de Birmingham, Reino Unido, cree que este tipo de estudios sobre el lenguaje de las sociedades de gorilas, chimpancés y bonobos (nuestros parientes evolutivos más próximos):
puede darnos una buena visión sobre el origen del significado en las señales animales, así como también de las presiones sociales que pudieron impulsar la flexibilidad que vemos en el lenguaje.
De alguna forma, al cantar –incluso para dar una orden a una manada de gorilas– dejamos que la música fluya y el significado se funda con su objeto. Pero dada la información disponible, el canto también puede entenderse como una temprana expresión de placer físico, una aprobación corporal de la actividad presente, más allá de la significación social que pueda tener.