Los arrozales de Shiroyone Senmaida, dispuestos en pequeñas terrazas escalonadas que llegan hasta el mar, son uno de los legados agrícolas más importantes de Japón, además de uno de los pocos campos de arroz que siguen siendo cosechados a la manera tradicional japonesa.
Con la intención de –literalmente– “arrojar luz” sobre esta zona, 20,000 luces LED de color rosa fueron dispuestas en sus contornos. Una de las características más relevantes de esta instalación es que, además de llamar la atención del mundo hacia los campos, reúne en un acto conciliador y estético a dos tradiciones del país disociadas: las solemnes costumbres del pasado y la hipermodernidad del presente. La fertilidad agrícola y la artificialidad pop.
El último año, Shiroyone Senmaida fue registrada como Patrimonio de Sistemas Agrícolas de Importancia Global, lo cual evidencia aún más su importancia para el mundo agricultor. Es, después de todo, un sistema sustentable que alberga muchas especies de vida, incluidas algunas en peligro de extinción.