Dos noticias recientes han animado a los opositores de la siembra de transgénicos en México. La primera, hace unos meses, cuando el colectivo Sin Maíz no hay País logró que se parara, al menos temporalmente, la siembra de maíz transgénico en México, un país donde este cultivo tiene un peso simbólico, y de identidad muy profundo.
La segunda noticia alentadora en la lucha contra los transgénicos es que dos comunidades mayas del estado de Campeche consiguieron, tras dos años de lucha legal, un amparo contra las decisiones de los organismos Sagarpa y Semarnat, para sembrar soya transgénica en el lugar.
Los argumentos de los demandantes del municipio de Hopelchén fueron:
– Se viola el principio de autodeterminación de los pueblos, reconocido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y el Art. 2 de la constitución mexicana, pues nadie les consultó sobre la siembra transgénica.
– El atropello al derecho a un medio ambiente sano: el cultivo de esta soya implica el uso excesivo de herbicidas y significativa deforestación.
– La Semarnat ignoró tres dictámenes vinculantes de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) e Instituto Nacional de Ecología (INE), que desaconsejaron la siembra de soya genéticamente modificada en sus regiones.
Como afortunada consecuencia, el amparo alcanzado por los miembros de ambas comunidades (Pac-Chen y Cancabchen) aplicará a las zonas de siembra de todo el estado, es decir, la cancelación de esta práctica, será aplicada en la entidad entera.
Las dos comunidades aún esperan la resolución de otros dos amparos, que presentaron con apicultores del estado. Las dependencias antes mencionadas habían otorgado permisos a Monsanto para la siembra de maíz transgénico en otras siete entidades de México. Hoy solo son seis. El logro de este amparo es una resolución histórica que favorece la cultura de rechazo a la práctica transgénica, que por demás nociva para el medio ambiente, más aún cuando es practicada por empresas con pésimas éticas como Monsanto.
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