Isaac Newton Predijo El Fin De Los Tiempos Para El Año 2060, ¿tenía Razón?

Isaac Newton predijo el fin de los tiempos para el año 2060, ¿tenía razón?

Newton se consideraba un filósofo natural, y su amplia visión científica no estaba separada de profundas consideraciones teológicas.

Isaac Newton es uno de los pensadores más importantes de los últimos siglos: sus aportaciones a las ciencias modernas incluyen la descripción de la ley de gravitación universal y las bases de la mecánica clásica, además de la invención del cálculo infinitesimal, así como fundamentales observaciones sobre fenómenos ópticos y el comportamiento de la luz. Todo esto es lo que nos enseñan en la escuela cuando dibujamos el círculo cromático de Newton. Lo que no nos dicen del gran inventor es que su amplísima curiosidad y potencia intelectual estaban enraizadas en una profunda fe y curiosidad herética en las Escrituras bíblicas, y que en su época, la teología (incluyendo los libros de los Profetas) y las matemáticas eran estudios paralelos.

Desde el año 2003 circula en los medios la historia de que Newton “predijo” el fin del mundo para el año 2060 de nuestra actual cronología. El doctor Stephen D. Snobelen, uno de los mayores estudiosos de la obra de Newton, mostró a la BBC una carta manuscrita, para un documental, en la cual Newton efectivamente propone esa fecha como “el fin de los tiempos”. ¿Pero tiene esta predicción la misma validez que otras de las aportaciones de Newton?

Isaac Newton predijo el fin de los tiempos para el año 2060, ¿tenía razón?

Imagen: uno de los manuscritos que Snobelen mostró a la televisión británica en el 2003, para un documental sobre Newton

Principios de filosofía natural

Isaac Newton predijo el fin de los tiempos para el año 2060, ¿tenía razón?

Según Snobelen, “Newton no era un ‘científico’ en el sentido moderno de la palabra”. En la época en la que vivió y trabajó (finales del siglo XVII y principios del XVIII), Newton era considerado más bien un “filósofo natural”. De hecho, una de sus obras más importantes se titula precisamente Philosophiæ naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural).

Desde la Edad Media hasta poco después de la muerte de Newton, la ciencia en Europa no era una disciplina “atea”, separada del dogma cristiano. Un sabio de su época debía ser versado lo mismo en teología que en filosofía, lenguas antiguas (Newton, al igual que sus colegas, escribía en latín), matemáticas, biología, etc. A pesar de que Leonardo da Vinci nació 3 siglos antes, la idea que tenemos de un artista y filósofo con muchos talentos e intereses es más similar a lo que fue Newton en su momento que a los modernos científicos.

Desde un punto de vista moderno, artistas y pensadores como Bucky Fuller nos han motivado a creer que el futuro es obra del trabajo y la creatividad, mientras que científicos como Stephen Hawking nos alertaron sobre los riesgos de nuestra actual forma de consumo para la supervivencia de la vida humana en la Tierra. Pero en otras épocas, la visión teológica del tiempo era incontestable y se creía que Dios, puesto que era eterno, había cifrado en las Escrituras su saber absoluto, y que desde el principio de los tiempos podía conocer el final de la vida.

Y es que según Snobelen, “los famosos conceptos newtonianos de espacio y tiempo absolutos se basaron fundamentalmente en su noción de Dios como omnipresente y de duración eterna”. De acuerdo con el estudioso:

Para Newton no existía una barrera impermeable entre la religión y lo que hoy en día llamamos ciencia. A través de su larga vida, Newton trabajó para descubrir la verdad de Dios, ya sea en la naturaleza o en las Escrituras.

¿Dónde marcar el Apocalipsis en el calendario?

Isaac Newton predijo el fin de los tiempos para el año 2060, ¿tenía razón?

Aunque Newton sí practicó en cierta forma el antiguo arte de la predicción, a la par que se interesó en la alquimia y en el descubrimiento de la piedra filosofal, su estudio de las Escrituras bíblicas tenía el mismo rigor que aplicaba a las matemáticas. En este sentido, sus profecías no son “ocurrencias”. Sin embargo, a diferencia de las matemáticas, la exégesis (o interpretación) de la Biblia no es una ciencia exacta, y para Newton tenía un sentido político y teológico.

Para él, el fin de los tiempos no era propiamente el “fin del mundo” como lo entendemos en las películas de hoy en día. Nuestra era parece obsesionada con la extinción de los seres humanos, con grandes catástrofes, guerras, hambrunas, basura y cambios climáticos que nos hacen ver el futuro con más temor que esperanza. Sin embargo, para Newton el fin de los tiempos significaba el tiempo de “la caída de Babilonia”, esto es, el final del tiempo de la corrupción de la Iglesia católica, luego de lo cual se fundaría una nueva Jerusalén, acompañada con la reconstrucción del Templo, y donde Cristo volvería para instaurar un reino de 1,000 años de paz en la Tierra –concepción que comparten todavía muchas religiones–.

Los libros en los que se basó Newton para fijar el fin de los tiempos en el año 2060 fueron el Libro de Daniel y el Libro de las revelaciones, también conocido como Apocalipsis de san Juan.

Lejos de complicadas ecuaciones, Newton utilizó simple aritmética: interpretando ciertas fechas, períodos y pasajes a través de una clave alquímica (según la cual, los días de los profetas equivalen a años en el calendario), Newton estableció el principio de la “corrupción de la Iglesia” en el año 800 de nuestra era, cuando Carlomagno fue coronado emperador de Roma por el papa León III.

De acuerdo con el principio anteriormente descrito (que Snobelen describe con mayor profundidad en diversos ensayos), Newton estimó que dicha corrupción de la Iglesia duraría 1,260 años. Si sumamos 800+1,260, llegamos a la cifra 2060.

Isaac Newton predijo el fin de los tiempos para el año 2060, ¿tenía razón?

Imagen: “Reglas para interpretar las palabras y lenguaje en la Escritura”, de Isaac Newton

Entonces, ¿el mundo terminará en el año 2060?

Isaac Newton predijo el fin de los tiempos para el año 2060, ¿tenía razón?

Cálculos como el anterior fueron escritos en cartas y documentos privados que Newton no pensaba publicar en vida, y que académicos como Snobelen comenzaron a estudiar y divulgar a partir de los años 90 del siglo XX. Pero Newton no creía que se tratara de fechas exactas (ni creía que él tuviera exactamente una facultad “profética”), sino que pensaba en rangos de tiempo de duración variable.

Así como podemos decir que el descubrimiento de América o la invención del fuego no ocurrieron en un instante singular, sino que fueron períodos históricos, Newton también creía que el fin de la corrupción de la Iglesia ocurriría “en torno” al año 2060.

Y es que, fiel a su propia lógica, Newton “se tomaba muy en serio los pasajes bíblicos que afirmaban que nadie excepto Dios sabía el tiempo del final. Sin embargo, Newton estaba fascinado con el enigma de la fecha del regreso de Cristo y el principio del Milenio”.

Fue esta fe, y no la superstición de que el ser humano es capaz de conocer el futuro, lo que le permitió a Newton tan extraordinarios logros en ámbitos como la óptica, la astronomía y las matemáticas.

Si algo podemos aprender del interés de Newton en la teología y su conexión con la naturaleza, es la fuerza de la curiosidad y el espíritu de indagación, que hace que ciertas mentes se sientan atraídas a pensar más allá de su propia vida y sentar bases y caminos para aquellos que aún no llegan. Posiblemente, también, para dejarles un conocimiento más completo del mundo en el que vivieron los que estuvieron antes.

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