El origen de las calabazas de Halloween

El origen de las calabazas de Halloween, una extraña historia celta

El origen místico de las calabazas de Halloween, una tradición antigua que data de hace cientos de años y sigue viva hasta nuestros días. 

Las calabazas de Halloween, o Jack-o’-lantern como se les conoce en inglés, son quizá el emblema más representativo de la fiesta característica del otoño; la Noche de los Muertos. Octubre llega y con él, cientos de calabazas talladas con brillantes luces por dentro, algunas más terroríficas que otras, adornan los patios en naciones como Estados Unidos. Lo cierto es que el origen de las calabazas de Halloween, es una entremezcla de distintas historias, la más antigua oriunda del viejo continente.

Calabazas en la tradición celta

El origen de las calabazas de Halloween se remonta hasta cientos de años atrás. Hecho que no participa del actual debate entre las festividades norteamericanas y el Día de Muertos. Más bien, esta tradición tiene una historia todavía mucho más antigua y mística, que proviene de las culturas celtas europeas. Específicamente de la festividad celta llamada Samhain, la cual se celebraba el 1 de noviembre.

Los celtas tenían la creencia de que la noche del 31 de octubre el velo entre los vivos y los muertos se difuminaba. Para protegerse de los muertos, la gente vestía disfraces para entremezclarse con ellos y tallaban rostros aterradores en tubérculos para no ser molestados por las almas circundantes.

El origen de las calabazas de Halloween, una extraña historia celta

Aunque la incorporación de luz se dio por motivos prácticos, según Nathan Mannion, director del Museo de Emigración Irlandesa (EPIC):

“Las linternas de metal eran bastante caras, así que la gente vaciaba los tubérculos comestibles. Con el paso del tiempo, empezaron a tallar rostros y diseños que permitían que la luz pasara por los agujeros sin extinguir la llama”.

En el EPIC, existe una representación de yeso un tanto terrorífica de cómo se veían las Jack-o’-lanterns a principios del siglo XX. Se trata de un molde de un nabo tallado, habitualmente llamado nabo fantasma, los ojos y dientes presentes en la figura son escalofriantes.

El origen de las calabazas de Halloween, una extraña historia celta

Nabo Fantasma/ Museo Nacional de Irlanda.

Jack-o’-lantern y llegada a Estados Unidos

En la Gran Bretaña del siglo XVII, el nombre genérico para denominar a un hombre desconocido era Jack. Así un vigilante nocturno recibía el título de Jack-of-the-lantern (hombre desconocido de la lámpara) y más tarde reducido a Jack-o’-lantern.

Más tarde, con la llegada a Estados Unidos la figura de las calabazas de Halloween se convirtió en un ícono de esta festividad. Se filtró hacia todas las áreas, incluida la literatura. Apareció en los primeros relatos cortos de terror como la Leyenda de Sleepy Hollow (El Jinete sin Cabeza) de Washington Irving.

En esta escalofriante historia de 1820 se asocia al jinete sin cabeza con una calabaza tallada. La fama de Sleepy Hollow fue tal que a partir de aquí las calabazas se volvieron un ícono importante de la noche de Halloween, hasta nuestros días.

El origen de las calabazas de Halloween, una extraña historia celta

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