Hace 4 años, a finales de diciembre de 2014, se formó una nueva isla en el océano Pacífico. Su espectacular nacimiento fue observado por los satélites de la NASA, después de que los científicos detectaron que una columna volcánica emergía desde las aguas que pertenecen al territorio de la nación de Tonga.
A partir de las observaciones, los científicos pudieron elaborar un time-lapse de esta eclosión natural:
Después de la erupción, a finales de enero de 2015, la terra nova pudo verse más claramente extendida entre dos islas antiguas, llamadas Hunga Tonga y Hunga Ha’apai.
Por eso, a esta nueva isla se le dio el nombre de Hunga Tonga-Hunga Ha’apai.
Lo sorprendente es que esta nueva isla haya durado ya 4 años, pues aunque el nacimiento de estos territorios no es tan poco común –otras 10 islas han emergido desde 1905–, normalmente desaparecen a los pocos meses. Y es que existen dos tipos de islas: aquellos fragmentos separados de un continente, y las islas oceánicas, que se levantan directamente del fondo del mar como consecuencia de la actividad volcánica. Como ejemplo de estas últimas tenemos a Islandia y Tahití. Aunque otros constructores de islas son también organismos vivientes, como los corales –que forman la periferia de muchas islas oceánicas– y los manglares.
Se espera que la nueva isla Hunga Tonga-Hunga Ha’apai viva entre 6 y 30 años más, según los análisis de la NASA. Esto dará oportunidad a los científicos de explorar este territorio que, según ellos, es lo más cerca que podemos estar de Marte en la Tierra. El planeta debió lucir como esta nueva isla antes de que sus océanos se evaporaran. Además, es una oportunidad para saber más sobre la evolución de nuestro planeta.