La comida que se sirve en comedores universitarios tiene fama de paupérrima, de tener una calidad que va de lo poco agradable a lo pésimo, esto a pesar de que tienen potencial suficiente para convertirse en un factor de cambio, un lugar donde los hábitos y las prácticas en torno a la alimentación se transformen para bien tanto del individuo como de la comunidad a la que este pertenece.
Partiendo de esto, la organización Real Food Challenge, dirigida por David Schwartz, impulsa una campaña para modificar la alimentación que se ofrece en las universidades de Estados Unidos, comenzando por la calidad de los alimentos que se ofrecen pero, sobre todo, ayudando a generar conciencia de todo lo que se encuentra implicado en la elección de estos y cómo hasta cierto punto se requiere una información mínima para impactar positivamente en ámbitos más allá del en apariencia trivial comedor universitario.
Local, justo, sustentable y humano son los requisitos que Real Food plantea como indispensables para los insumos que se convertirán en el menú de las universidades que se alinean con el proyecto. Sumadas, estas categorías aseguran un beneficio compartido y común entre casi todos los involucrados en la cadena de producción y consumo, desde el personal que cultiva hasta el estudiante que desayuna, e incluso otros elementos como, por ejemplo, los animales que se utilizan en las actividades rurales.
Según Schwartz, este cambio de perspectiva no vuelve más costosa la alimentación, un argumento que se invoca con cierta frecuencia al momento de preferir la comodidad de la comida industrializada y de producción masiva.
Pero incluso si este fuera el caso, el costo sigue siendo mínimo cuando se considera que, en última instancia, se trata de una buena oportunidad para transformar la posición que generaciones enteras tienen frente a la manera en que se alimentan.
[Co.Exist]