A la hora de escoger nuestros alimentos debemos tomar en cuenta aquellos productos que cuentan con los beneficios más nutritivos. A pesar de la polémica acerca de la salubridad de la comida orgánica, hay que considerar que es el resultado de la ausencia de químicos tóxicos, por lo que disminuyen los riesgos de enfermedades.
Cuantiosos estudios han relacionado los pesticidas con cáncer, enfermedades hormonales, desarrollo anormal del sistema nervioso o del cerebro, entre otros problemas de la salud. Incluso, la American Academy of Pediatrics señala que la exposición a pesticidas en la vida temprana puede generar disfunciones cognitivas, desórdenes conductuales y cáncer.
De acuerdo con la prensa de Environmental Working Group, las personas tienen el derecho de conocer el riesgo de la exposición de los pesticidas, así como la manera en que se puede reducir su consumo en las dietas. EWG pretende ayudar a las personas a comer más nutritiva y saludablemente, disminuyendo los efectos nocivos de los tóxicos.
Por ello publicaron la Guía del consumidor acerca de los pesticidas en producción, cuyo objetivo no sólo es promover frutas y verduras convencionales que cuentan con una baja concentración de residuos pesticidas, sino también apoyar a los alimentos convencionales (saludables) por su accesibilidad financiera. La guía califica a 48 alimentos populares que estuvieron bajo pruebas del Departamento de Agricultura de EE.UU. y por el Food and Drug Administration.
Dentro de la guía hay una imagen donde se señala cuáles son los alimentos orgánicos que se deben consumir, y otra lista de alimentos convencionales que no afectan a la salud. Por ejemplo, las manzanas, uvas, fresas, espinacas, duraznos (y derivados), chícharos, pimientos, pepinos, apio y papas, son alimentos que deben consumirse sin ningún químico tóxico; mientras que hay comida convencional (con un tratamiento con base en pesticidas) como las piñas, cebollas, berenjenas, aguacate, maíz, col, guisantes, espárragos, kiwi, cantalupo, toronja, coliflor, papas dulces.