A lo largo de la historia de la humanidad, pueblos enteros han desaparecido a causa de la hambruna. Actualmente, alrededor de 24 000 personas mueren cada día de hambre.
Expertos han tratado de comprender y ofrecer soluciones viables que exterminen esta situación derivada a la falta de recursos alimenticios. Muchos se enfocan en programas que puedan expandir los alimentos a zonas marginadas; otros, hacer donaciones para exportar e importar la comida a África, India, Asia, etcétera. Sin embargo, ¿qué pasa en las zonas donde sí hay comida (y hasta de sobra)?
Cuando dejamos restos de un platillo, tiramos a la basura comida cuya fecha de caducidad ya está vencida, o se nos echa a perder las frutas o las verduras… ¿qué haces con todo ese desperdicio de comida?
Se estima que 1 320 860 978 234 kg de comida se desperdicia en el mundo entero, significando prácticamente el 40 por ciento de la producción global. Tan sólo en un país del primer mundo, se desperdicia anualmente 15 240 703 600 kg de comida comestible, debido a una confusa legislación de inocuidad.
Por ello el Real Junk Food Project Cafe, cafetería de Johanna Hewitt y Adam Smith, pretende cambiar poco a poco esa situación con un esfuerzo social entre profesionales y activistas. Toda la comida que se sirve en ese lugar es “interceptada”; es decir, Smith y su equipo buscan los alimentos “pasados” en negocios locales de Reino Unido, después observan cuáles son los productos comestibles y ofrecen platillos para personas en condición de calle.
El concepto se maneja de acuerdo con lo que las personas deseen pagar; por lo que algunos clientes, de todas las edades, pagan con servicios, tiempo o dinero. El menú cambia diario, después de catar todo para prevenir alergias o problemas nutricionales. Les compartimos un video para conocer más del proyecto: