Sabemos que la luz es energía, y hasta un lenguaje. Pero, ¿puede prevenir suicidios?
Una investigación publicada en 2013 en Science Direct probó que sí: las luces azules previenen el suicidio. Y en otros estudios se ha comprobado que hasta en un sorprendente 84%.
El impacto de los ambientes en el estado de ánimo
Estas investigaciones han confirmado que la medida de colocar luces azules en el metro de Japón, medida que comenzó a principios del año 2000, realmente funciona. Las compañías ferroviarias de Japón implementaron esta curiosa herramienta preventiva debido a los altos índices de suicidio que, según la OMS, colocan a este país asiático en la posición 30 de 182, en una lista que mide las tasas de suicidio por país.
La premisa del gobierno japonés y las compañías ferroviarias partió de la psicología. Desde esta disciplina se manejan técnicas de control de comportamiento que, aunque son aparentemente sutiles, pueden tener un portentoso impacto.
Es el caso del color de los entornos, que pueden provocar
estrés, hambre, tristeza o relajación.
En un estudio realizado en 2017 y publicado en Science Daily también se constató que la luz azul proveía de una mayor y más rápida relajación a quienes habían experimentado gran estrés previamente. Pero, tomando en cuenta que la luz azul también ha probado ser nociva cuando viene de nuestros gadgets –pues inhibe la producción de melatonina, entre otras cosas–, ¿qué tan buena idea es esta medida preventiva?
Recientemente se realizó otro estudio, por parte de la Universidad de Waseda, en el cual se analizó la información sobre suicidios que ocurrieron en 71 estaciones subterráneas en Japón de 2009 a 2019. Las fuentes estudiadas por la investigadora Michiko Ueda pertenecían a las compañías ferroviarias, y arrojaban el mismo resultado: una reducción de 84% en la tasa de suicidios.
Pero otro investigador, Masao Ichikawa, de la Universidad de Tsukuba, consideró importante que se indague en este efecto, ya que los resultados están basados en datos estadísticos, cuyo margen de error está entre el 14 y el 97%. También Ueda sigue siendo escéptica hacia esta medida, y piensa que deberían adoptarse otras formas de prevención.
Lo que es seguro es que es importante el color de los entornos, y por ende de las luces –sobre todo aquellas sobre las que posamos nuestros ojos–, pues esto tiene un impacto en el estado de ánimo. Y éste puede ser positivo o negativo. Es algo sobre lo que se debe indagar, ya que podría ser una hoja de ruta para planear mejor los ecosistemas urbanos.
Además, es importante repensar otros modelos de bienestar social, pues la gran tasa de suicidios en Japón se debe, en gran parte, al acelerado modo de vida que han adoptado, y también a la nocividad de los ambientes urbanos que perturban la salud de sus habitantes. No es casualidad que los baños de bosque como remedio contra el estrés hayan nacido en este país.
Pero quizá deberíamos empezar por algo mucho más simple: ¿cómo podemos ser más felices, individual y colectivamente?
* Imagen principal: Railway Technology