El solsticio de verano de 2021 está próximo a cubrir el hemisferio norte y nos abre las puertas para replantearnos el balance entre la luz y la oscuridad. Con la llegada del verano, entramos en la segunda y última etapa del florecimiento de la vida. Las antiguas culturas la asociaban a la abundancia y la fertilidad de la cosecha, la última oportunidad para recolectar los frutos cultivados en primavera y prepararse para las épocas más frías.
La magia del cosmos
La entrada de los solsticios y equinoccios ha estado bien documentada en las antiguas culturas, que le daban un significado importante en sus tradiciones y cosmovisión. Alrededor del mundo existen distintas celebraciones para dar la bienvenida al solsticio de junio que marca la entrada del verano en el hemisferio norte.
Y aunque las tradiciones varían dependiendo la cultura y región, lo cierto es que la festividad del solsticio se asocia al punto crucial donde la luz alcanza su punto más álgido y el Sol brilla con mayor intensidad. En el solsticio de verano, la duración del día es la más larga de todo el año, por ello es una invitación para reflexionar sobre el equilibrio de la luz y las sombras. A partir de este punto, la luz de los días irá perdiendo fuerza hasta llegar al equinoccio de otoño y finalmente al solsticio de invierno, cuando se da el día más corto y la noche más larga.
¿Qué es el solsticio de verano?
Como ya lo hemos dicho, la magia del solsticio de verano ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. Pero qué es exactamente el solsticio y por qué se produce, para responder estas preguntas deberemos entender unos cuantos términos astronómicos.
Podríamos decir que tanto los solsticios como los equinoccios forman parte del ciclo de la Tierra en el Sistema Solar. Se producen como consecuencia de la interacción de nuestro planeta con sus ejes de trayectoria y el Sol, y de hecho se desprenden de un movimiento de la Tierra poco conocido, llamado Precesión de los Equinoccios.
Lo primero que debemos comprender es que la Tierra no gira derecha, sino que tiene un ángulo de inclinación de 23.5°. En consecuencia, la luz solar no llega igual a toda la superficie terrestre, además hay que tomar en cuenta que la Tierra gira constantemente sobre su propio eje. La conjunción de todas estas posiciones y movimientos resultan en los equinoccios y solsticios, que marcan a su vez, la entrada de las distintas estaciones del año.
La palabra solsticio se deriva del latín ‘solstitium’ que significa ‘sol quieto’ y cuando se da en el mes de junio marca la entrada del verano y/o invierno, dependiendo del hemisferio geográfico. Se produce porque el Sol incide sobre el punto más distante del ecuador terrestre. Como consecuencia, uno de los dos hemisferios recibirá mayor cantidad de luz que el otro y se producirá la noche más larga para el solsticio de invierno y el día más largo para el de verano.
Cuándo será el solsticio de verano
En junio el solsticio marca la entrada del verano para el hemisferio norte y el invierno para el hemisferio sur. Mientras que en diciembre, cuando también se produce un solsticio, este marca la entrada del invierno para el hemisferio norte y el verano para el hemisferio sur.
Este año 2021, el solsticio de verano inundará el hemisferio norte justo el 21 de junio a las 03:21 UTC. Y nos dará el mejor pretexto para parar las actividades rutinarias y salir a observar la tarde más larga del año y reflexionar sobre el equilibrio.
Sigue de cerca todos los eventos que el cosmos nos depara este año en nuestro calendario astronómico 2021 y no te pierdas la oportunidad de reconectar con el cosmos.