El cerebro humano es sin duda una máquina infinita y misteriosa, cada conexión, neurona y sustancia trabaja para hacer posible el funcionamiento de todo el organismo. Y, hace poco, expertos descubrieron que de la misma forma en que nuestro cerebro anhela la interacción social, también desea alimentarse, es decir, que el hambre y la soledad comparten el mismo lugar en el cerebro.
Un nuevo estudio realizado por investigadores del MIT y del Instituto Sulk demuestra que la necesidad de socialización está tan arraigada en la mente humana como la misma necesidad de comer y beber agua. Así como después de un día de largo ayuno tenemos mucha hambre, después de una tiempo en soledad ansiamos volver a socializar.
El cerebro revela la conexión entre la soledad y el hambre
Para demostrar este hecho, los investigadores sometieron a 40 participantes a 10 horas de aislamiento social o ayuno. Después se realizó una resonancia magnética para observar el comportamiento cerebral mientras veían comida o personas socializando.
En los resultados se comprobó que el área del cerebro relacionada con los antojos de alimentos o sustancias adictivas se activaron inmediatamente en las personas que se encontraban en ayuno. Pero, lo mismo sucedió con las personas que habían pasado un largo aislamiento.
La sensación de ansiedad se activaba en ambas situaciones sin diferencia alguna. Esto confirmó que tanto el hambre como la interacción social son necesidades básicas para la mente. Si te sientes algo ansioso por el aislamiento considera que es algo normal y la causa está en tu cerebro.
Ahora, lo más importante es reconocer cómo saciar esa necesidad sin poner en riesgo tu salud. El objetivo, al final del día, es eliminar la respuesta del ansia neuronal. Para esto, te invitamos a meditar sobre las posibles soluciones, tales como un baño relajante o meditación.
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