En los últimos años varios estudios han puesto en evidencia la toxicidad de alimentos procesados, por lo que asociaciones como la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) han empezado a tomar medidas para regular el etiquetado tanto de bebidas como de alimentos.
De acuerdo con los criterios de la COFEPRIS, estos productos procesados requieren de un distintivo nutrimental que reduzca el riesgo de enfermedades. Sólo de ese modo cuentan con la posibilidad de publicitarse en horarios infantiles, ya que el gobierno mexicano los avala como “los mejores productos”.
Desgraciadamente, la regulación nutrimental de la COFEPRIS no ha marcado una diferencia significativa a la hora de calificar los productos altos en azúcar y calorías representando, así, un riesgo a la salud de los mexicanos.
Por ello, Poder del Consumidor se ha encargado de denunciar públicamente los criterios que ha aprobado la COFEPRIS, los cuales se consideran como un riesgo que agrava la salud tanto física como psicológica de los consumidores. En este caso, de la mayonesa.
Originalmente la mayonesa se elabora con aceite, huevo, vinagre y limón. Sin embargo, es frecuente que algunas mayonesas comerciales contengan pequeñas cantidades de azúcar (sin estar reflejada en su tabla nutrimental), lo que puede provocar implicaciones metabólicas a mediano y largo plazo. También pueden contener almidón para darles una consistencia más espesa, y colorantes y conservadores artificiales derivados del petróleo como el EDTA. Las dosis continuas pueden ocasionar anomalías en el túbulo distal del riñón.
La alternativa más saludable es consumir mayonesa casera hecha con aceite de oliva, vinagre y hierbas (como orégano o albahaca), huevo, limón, pimienta y sal. Primero vierte el huevo en la licuadora, añadiendo poco a poco el aceite, el vinagre, las gotas de limón, la sal y la pimienta. Licúa hasta conseguir una consistencia deseable. Esta mayonesa dura entre 2 y 3 días en refrigeración.