La historia del desarrollo de la ciencia ha estado permeada por mujeres, desde Hipatia de Alejandría, hasta Katie Bouman, las mujeres han formado parte importante de grandes descubrimientos científicos. Entonces, ¿por qué sus nombres no figuran constantemente en los libros de ciencia? Se debe al efecto Matilda.
¿Qué es el ‘Efecto Matilda’?
Es bien sabido que las mujeres hasta cierto punto de la historia tenían prohibida la entrada a las universidades. Aquellas que lo lograron, representan casos aislados y extraordinarios de mujeres imparables que por condiciones específicas lograron burlar las restricciones académicas machistas.
No es de sorprenderse que las contribuciones de mujeres en la ciencia, en muchas ocasiones se ven eclipsadas por sus compañeros hombres o simplemente por invisibilizar la importancia de sus aportaciones. Este patrón se ha ido repitiendo de siglo en siglo hasta la actualidad, ahora quizá con el eufemismo de la equidad de género, pero lo cierto es que sigue sucediendo.
Matilda Gage
Una de las primeras mujeres en denunciar públicamente este hecho, fue Matilda Joslyn Gage. Sufragista y abolicista estadounidense de finales del siglo XIX, Matilda luchó incansablemente por los derechos de la mujer. En 1883 escribió un ensayo titulado “Woman as an inventor” (Mujeres inventoras), en el que denuncia claramente el fenómeno del menosprecio hacia las contribuciones científicas de mujeres.
De uno en uno en su brillante ensayo, Matilda denuncia los sucesos que las mujeres de ciencia experimentan, en medio de un rubro que sigue estando hasta la fecha, dominado por hombres.
“Aunque la educación científica a la mujer le fue negada enormemente, algunos de los inventos más importantes del mundo se deben a ella”, escribe Matilda. No obstante, “la proporción de inventores femeninos (con patentes) es mucho menor que la de masculinos. Lo que se debe al hecho de que la mujer no posee la misma libertad que el hombre”.
Asistencia de Matilda al Consejo Internacional de Mujeres en 1888. (Sociedad Histórica del Estado de Nebraska).
El ensayo no menciona propiamente un nombre específico que englobe estos sucesos de desigualdad de género. Pero más adelante en la historia, Margaret W. Rossiter, historiadora científica, explicaría que la propia Matilda sufrió este fenómeno, aunque en el rubro del derecho. Justamente fue Rossiter quien acuñaría el término “Efecto Matilda”, para referirse a la invisibilidad de las mujeres, primordialmente en el campo de la ciencia.
Casos claros de mujeres silenciadas en la ciencia
Ejemplos existen demasiados, el más claro es quizá el de Lise Meitner. Científica austriaca que logró escapar de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Ella es la mujer detrás de la fisión nuclear, formó parte del equipo que la descubrió. No obstante, su caso es uno de los más claros en donde el Comité del Nobel pasó por alto el nombre de una mujer en primera línea, en el descubrimiento y en su defecto, le otorgaron el premio Nobel a Otto Hahn, amigo y colaborador de Meitner.
Lise Meitner y Otto Hahn
Rosalind Franklin es otro ejemplo del ‘efecto Matilda’. Gracias a ella conocemos la doble hélice del ADN, sin embargo, el Nobel por este descubrimiento no le pertenece a ella. Franklin mostró la fotografía de la doble hélice a su colega Maurice Wilkins, quien más tarde con dos colegas más publicaron el hallazgo en la revista Nature, sin mencionar a Franklin y gracias al cual, ganaron el Premio Nobel.
Rosalind Franklin
Pero estos dos, tan sólo representan la punta del iceberg. En la ciencia las mujeres siempre han experimentado estereotipos que les impiden contar con un campo laboral igualitario. La propia organización de las Naciones Unidas para la Igualdad y el Género, estipula que las mujeres representan menos de un tercio de los investigadores. Además, hace hincapié en que solamente el 3% de los Premios Nobel se han otorgado a mujeres. La diferencia es contundente, pese a que las mujeres salen día con día a desarrollarse o en formación como profesionales de la ciencia.
Si algo nos queda claro es que las mujeres son incansables luchadoras de las causas justas y esta, su causa, no cesará aquí, millones de mujeres alrededor del mundo seguirán luchando por una sociedad igualitaria.