Es intrínseco de la humanidad tener el espíritu de curiosidad. Nos preguntamos de dónde venimos y hacia dónde vamos. Pero también qué hay más allá de las nubes, en el universo cósmico y también en la inmensa profundidad del mar. Ahí, en las misteriosas profundidades un fotógrafo submarino se encontró con un alucinante pulpo transparente y las imágenes retratan una singular belleza.
Wu Yung-Sen es de los que quieren descubrir los misterios que guarda el océano. Para ello, viste su traje de buzo, toma su equipo de fotografía submarino y emprende aventuras que muy pocos tienen la oportunidad de experimentar. Gracias a su trabajo, así como la de los buzos submarinos, podemos apreciar las alucinantes fotografías del mundo que yace allá abajo.
Atraído por el misterio, Yung-Sen se ha sumergido durante cuatro años en aguas negras y heladas para capturar a la vida marina con sus mágicas tomas. Lo que han visto sus ojos es impresionante, aunque destaca que en una inmersión reciente, en aguas negras e incapaz de ver el fondo, se encontró de frente con una larva de pulpo Wunderpus.
La imagen captada por el fotógrafo submarino es tan alucinante que parece tomada fuera de este planeta. Un pulpo bebé delicado y transparente que incluso es posible ver su cerebro rojo brillante como si estuviera encerrado en una burbuja de aire.
El pulpo Wunderpus, es un animal muy poco estudiado y avistado. Se describió por primera vez oficialmente por los biólogos en 2006 y existe muy poca investigación de esta especie. Se sabe que viven en las aguas costeras del Océano Pacífico del sur de Filipinas. Cuando crecen, viran hacia un color rojo oxidado con manchas blancas y para escapar de sus depredadores, son capaces de contorsionarse para imitar a otras criaturas marinas como el pez león espinoso.
No obstante, cuando los pulpos de esta especie poseen poco tiempo de vida, son más bien larvas traslucidas. El ejemplar captado por Yung-Sen claramente se encuentra en este ciclo de vida.
Las técnicas utilizadas por los buzos de aguas negras son muy especiales. Suelen abordar un bote y adentrarse en mar abierto hasta exceder los dos kilómetros. Luego el espectáculo se avecina, las luces se apagan y los buzos descienden entre las profundidades de aguas negras en total oscuridad.
Permanecen atados al barco por su seguridad, aunque eso no los limita para descender hasta profundidades que llegan a los 50 metros. Así, esperan a que las criaturas marinas hagan su aparición solo bajo la luz tenue de una linterna. El espectáculo comienza y en el mejor de los casos se encuentran con criaturas inefables, como en esta ocasión el encuentro entre Yung-Sen y el pulpo Wunderpus transparente.