No deja de asombrar la abismal diferencia entre los perros y otros canidos agrestes, como el lobo y el coyote. Pero sorprendentemente, su genética es casi la misma. Lo mismo sucede entre razas de perros: un Chihuahua es mucho más parecido a un Rotweiler de lo que podríamos pensar.
Según la Federación Cinológica Internacional, existen más de 340 razas de perros. Éstas han sido producto, no de la evolución natural, sino de la modificación genética que tiene lugar cuando se controla la reproducción natural de los canes.
Cada país tiene razas de perros distintivos, con variaciones que van desde el tamaño, hasta las formas de las orejas o el tipo de piel, y que inciden también en el carácter. Estas modificaciones fueron hechas por el hombre con los más diversos fines: por ejemplo, para hacer perros pequeños, como el Pomerania, el perro de compañía más antiguo del que se tiene registro. También sirvieron para perfeccionar características físicas que facilitaran la labor de pastoreo de razas como el Corgi Galés, quien gracias a sus patas cortas podía moverse con destreza entre el ganado.
No obstante, esto ha tenido consecuencias negativas para los canes que pueden deducirse a simple vista. La recopilaciones fotográfica realizada por Dog Behavior Science, por ejemplo, comprobó la dramática diferencia que existe entre los perros de hoy y cómo estos eran hace 100 años:
¿Cuáles son las consecuencias de la manipulación genética en perros?
Como decíamos, las razas tienen más en común de lo que creemos. Pero hace unos años se creía todavía dicha diversidad morfológica provenía de una gran variabilidad genética. No obstante, la investigación en torno a la genómica canina ha demostrado que la modificación incide apenas en unas pocas regiones genéticas de su constitución:
La diferencia entre un lobo o un coyote y un perro de raza es de apenas 50 mutaciones genéticas, mientras que pequeñas diferencias entre humanos, como la altura, pueden tener una variabilidad de hasta 200 mutaciones genéticas.
A lo que conducen estos hallazgos es a la comprensión de que las diferencias abismales entre razas son producto del control del hombre sobre el perro. Esto podría no acarrear problema alguno, pero es bien sabido que la variabilidad genética es la base de la evolución, pues gracias a esta las diversas especies se pueden acoplar a los cambios ambientales.
En cambio, al reproducir los mismos genes incesantemente, como en los perros de raza, aumenta la probabilidad de padecer diversas enfermedades y, contrario a lo que se podría pensar, esto no significa que se esté promoviendo su evolución genética ante variables externas.
Por supuesto que los criadores, cruzando diversas razas desde hace siglos, no pensaron que al crear estos nuevos perros estaban manipulando los genes que determinan la anatomía y el metabolismo entero de los canes. Mucho menos se tomó en cuenta que, como en los humanos, podía generar mutaciones y enfermedades a largo plazo.
Actualmente las modificaciones en los perros siguen siendo realizadas de manera irresponsable. La “selección” se sigue realizando con enfoques estéticos para beneficiar la mercantilización de los ejemplares y para preservar el “linaje” y la pureza de cada raza.
Pero por las consecuencias que pueden derivar en su salud y que les puede conllevar incluso a la muerte, esta práctica supone hoy en día una forma de crueldad animal.
Entre las enfermedades más comunes se encuentran las respiratorias, cancerígenas, cerebrales, cardíacas, dermatológicas, óseas, orales y digestivas. Las razas con mayor tendencia a contraerlas son aquellas demasiado grandes, muy pequeñas, o con mutaciones físicas notables, como trompa chata o columna deforme. Algunas razas:
Pug
Boxer
Shar-pei
Bulldog Inglés
Pastor Alemán
Chihuahua
Mastín
Gran Danés
Mejor un mestizo que uno de raza
Un estudio de 2013 comprobó que las cruzas tienen mejores esperanzas de vida y salud cuando se trata de perros mestizos. Usando historiales médicos de 27 mil perros, y comparando la incidencia de 24 desordenes genéticos entre perros mestizos y de raza pura, los investigadores encontraron que 10 de esos desordenes tenían mayor incidencia en perros de raza pura, y sólo uno de ellos predominaba en perros mestizos. El resto de desórdenes era igual en ambos tipos de perros.
Esta es una razón más para preferir adoptar antes que comprar perros en tiendas especializadas. De esta forma no se promueve la mercantilización animal, que está acompañada de criaderos donde la cruza y selección de perros se hace con afanes de lucro y no con criterios de salud y bienestar animal. Por eso es que muchos veterinarios se unen al llamado urgente de no adquirir ciertas razas de perros y permitir, en su lugar, una mayor variabilidad genética en la cruza canina.
*Imágenes: 1) SWNS; 2, 3 y 4) Robert Clark